Las Soboyanas eran monstruos con el cuerpo de cisne y con un sólo ojo y un sólo diente que se cambiaban. Perseo robó el ojo y el diente y rehusó devolver éstos si las Soboyanas no le decían donde se encontraban las Gorgonas. Cuando tuvo las informaciones tiró el ojo para que no pudieran advertir a las hermanas de su llegada. Para este empresa Perseo tuvo el regalo de Atena de un escudo mágico, de Hermes las sandalias aladas y un hocíno; las Ninfas le dieron un yelmo que lo hacía invisible y un bolso donde poner la cabeza de Medusa.