Como tercer trabajo el héroe tenía que capturar una cierva sagrada de Artemis, que tenía cascos de bronce y cuernos de oro. Heracle la capturó con una red, pero mientras se la llevaba a Euristeo, tropezó con Apolo y Artemis que lo regañaron. Finalmente Artemis le permitió llevar la cierva a Euristeo a condición de que después la dejara libre.