En éste período de la gestación el útero crece rápidamente por el crecimiento acelerado del feto y el progresivo aumento del líquido amniótico. El embarazo se hace evidente, y la mujer comienza a experimentar señales de apoyo y solidaridad en vehículos y recintos públicos.
Además de los síntomas descritos en el mes anterior, la mujer necesita orinar con mayor frecuencia, debido a que el útero más abultado comprime parcialmente la vejiga. Por otra parte, es más frecuente la acidez estomacal y el reflujo, que resultan en gran medida del aumento del volumen y la presión abdominal.
La gestación hace necesario un cambio en los hábitos alimentarios. Es recomendable comer con mayor frecuencia, en cantidades más pequeñas. Los alimentos deben ser en general livianos y se recomienda efectuar ejercicios entre los cuales el caminar y la natación son los más aceptables y bien tolerados. La frecuencia cardíaca aumenta, lo que a veces genera una sensación de ahogo. Cuál es la cantidad óptima de ejercicio, es algo que depende de cada mujer en particular.
La madre percibe más claramente los movimientos fetales y en ocasiones siente que el útero se contrae. Estas contracciones son de baja intensidad, irregulares e indoloras.