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El Depredador CAP═TULO XIV El ojo crφtico menos cualificado de la ciudad ![]() |
Capφtulos Anteriores Por Carlos Atienza |
Madrid, 5 de febrero del 97. Durante los siguientes dφas la vida me fue mßs o menos tranquila, los secuestradores fueron el centro de toda mi atenci≤n y el poco tiempo desocupado que tuve lo ocupΘ en leer, observar y planear. Asφ pues, desde el principio, tratΘ de trazar una estratΘgia que me permitiese jugar con unas reglas y estar preparado para todo. Eran momentos de demostrar la pasta de la que uno estß hecho, la preparaci≤n que tenφa para afrontar los momentos delicados; en fin, mi templanza, mi autodominio y mi frialdad. IntentΘ hacer un planing diario para controlar los movimientos de mis secuestradores y saber en todo momento c≤mo reaccionar, pero no me fue fßcil. No hacφan lo mismo dos dφas seguidos, lo que me llev≤ a pensar que realmente me tendrφa que esforzar. No serφa nada fßcil escapar; que habφa sido mi decisi≤n tras escuchar por la radio a mi buena amiga Julia Otero decir que habφan pillado a Papß intentando pagar el rescate. |
Julia Otero: NOTICIA DE ┌LTIMA HORA: Esta ma±ana ha sido descubierto un maletφn con trescientos millones en la estaci≤n de Atocha. Se ha podido confirmar que era el rescate que la familia Serrano iba a pagar por la liberaci≤n de su hijo Arturo...... |
Por las ma±anas me despertaba la luz del dφa, ya que las ventanas carecφan de cortinas o persianas. Se podφa ver que era un jardφn grande, no tanto como el de la casa de mis padres, pero con cierto nivel. Me daba la impresi≤n de que estaba en la sierra madrile±a; es inconfundible el olor que se respira. Desayunßbamos cola-cao todos juntos. Hubo momentos en los que incluso parecφa que yo mismo era uno de los secuestradores y no el secuestrado. Uno de los momentos clave fue cuando el que parecφa tener mßs mando me confirm≤ que el dinero que Papß les habφa intentado pagar habφa sido interceptado. Me dijo que no me preocupase, que estaba viendo muy buena actitud por parte de mi familia y que ya encontrarφan otro medio para cobrar. En poco tiempo llegamos a tener una relaci≤n casi como de amistad. Por supuesto yo tambiΘn tenφa mis planes.... |
El que parecφa tener mßs mando: No te preocupes chaval que parece que tu padre estß poniendo empe±o en pagar. í╙jala fueran asφ todos los padres!... |
Y mis planes pasaban, por supuesto, por ser mßs fuerte que ellos. El miedo ya habφa remitido y me sentφa con fuerzas para iniciar la contraofensiva.
Me dφ cuenta de que de vez en cuando en la casa s≤lo estßbamos la mujer y yo. Oφa el ruido del coche marchßndose y por la ventana podφa ver como eran los dos hombres los que se iban. Era entonces cuando aprovechaba para intentar hablar con la chica: |
La chica: De verdad que no puedo hablar contigo. No te creas que no se por lo que estßs pasando, pero tambiΘn tienes que entender mi postura.... |
La noche del martes lo vi claro. Era la oportunidad que estaba esperando... Durante la cena bebimos vino en abundancia y me percatΘ de que ella se estaba empezando a poner un poco cachonda. Bueno, me dio la sensaci≤n de que si le planteaba al del mando que me gustarφa tener alg·n contacto sexual, seguramente Θl no pondrφa reparos a que me fuese a la cama con la chica. Realmente en estos dφas no habφa visto nada que me hiciera sospechar que estaba liada con alguno de los dos. Con un estilo estraordinario me levantΘ y le propuse al jefe la posibilidad de tener una charlita privada; en confianza. Fuimos a la habitaci≤n contigua y le soltΘ mi rollo. El guantazo que me dio me dej≤ tumbado por lo menos por dos horas. Cuando me despertΘ estaba hecho polvo, con un dolor de cabeza que me estaba destrozando. Definitivamente tendrφa que cambiar de estrategia para salir de allφ.....
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