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El Depredador CAP═TULO XI El ojo crφtico menos cualificado de la ciudad ![]() |
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Madrid, 14 de enero del 97. Me despertΘ un tanto aturdido, recordando el desastre de viaje de la noche pasada. Estßbamos durmiendo en un motel que milagrosamente apareci≤ en la carretera en le momento en que la tormenta empez≤ a ponerse pesada. Ante aquellas circunstancias cualquiera se hubiera venido abajo, cualquiera, claro estß, que al contrario de mφ no fuera capaz de renacer de sus cenizas como el Ave FΘnix, lo cual sin duda me distingue de la mayor parte de la humanidad. Enfrascado en estos pensamientos la mirΘ a ella y la rodeΘ con mi brazo peludo y protector. Ella se hizo la gatita retozona mientras dormφa, pero cuando se despert≤ parecφa estar algo cabreada. Se gir≤ hacia mφ y al verme dijo "Ah, eres t·". Y se dio la vuelta. La tφpica reacci≤n de ni±ita enamorada que no sabe c≤mo disimular la emoci≤n que le causa mi presencia. Le perdonΘ la vida y le propuse un suculento desayuno, por supuesto fuera de ese asqueroso cuchitril que decφa llamarse motel.
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Natalia:
Vaya despertar que he tenido. Estaba so±ando placidamente cuando he tenido la sensaci≤n de que me agarraban del cuello. Al despertarme he visto el careto de Arturo y casi me da algo. He tenido que hacer verdaderos esfuerzos para que no se me notara la nausea que me ha dado. Por un momento pensΘ que se iba a meter en la cama....
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Asφ que la llevΘ a un famoso restaurante de la zona en donde saciamos nuestros apetitos con champagne y ostras, pues no podφa ser yo menos dadas las fechas que eran y dada la preciosidad de mu±eca que tenφa al lado. La tormenta habφa amainado y llegamos sanos y salvos a mi casopl≤n de Baqueira-Beret donde yo pretendφa celebrar lo que se dice el fin de a±o mßs importante de la vida de uno. Habφa caφdo una inmensidad tal de nieve que prßcticamente no se podφa abrir la puerta de casa y tuve que ponerme manos a la obra con la pala, mientras mi mu±equita me miraba embelesada desde el coche. Todavφa no he llegado a entender por quΘ Faustino, el guardΘs de la casa, no se habφa preocupado de dejarme la entrada libre de nieve ni de calentar la casa. Consecuencia: al pobrecillo no le quedaba mßs opci≤n que atender todas mis necesidades a partir de ese momento (o si no se iba a enterar si me chivaba de su negligencia a papß). Faustino aleg≤ tontas excusas tales como que el temporal habφa sido tan bestial que ni siquiera se podφa acceder a la casa, pero todo eso me oli≤ a chamusquina y le obliguΘ a que se pusiera el traje de mayordomo y nos sirviera la cena de fin de a±o con guantes blancos, si no querφa engrosar las listas del paro.
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Faustino:
Joder lo que tengo que soportar cuando viene el gilipollas este....
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Y asφ fue como comenz≤ lo que yo suponφa la gran cena del dφa 31. InvitΘ a todos mis colegas a un festφn sin igual donde se escanci≤ vino y champagne por doquier. Mientras unos y otros departφan amistosamente pude fijarme en un bomb≤n rubio el estilo Pamela Anderson con unas curvas maravillosas. Decidφ pasar con ella el resto de la noche a pesar de las miradas de Natalia, que no podφa reprimir su furia al verme con otra. Pero ahora le tocaba el turno a otra (pues no puedo entretenerme demasiado en todas ellas si quiero dar abasto)
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Natalia:
Menos mal que Arturito se ha dado cuenta del poco futuro que tiene si piensa que esta noche voy a caer en sus brazos cual imbecil....
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La mirΘ, me mir≤, y sus ojos destellaron cuales perlas. Habφa caφdo en mis redes. BrindΘ en el aire por ella mientras le gui±aba el ojo y pasaba mi mano por mi pelo engominado. Se acerc≤ a mφ y comenz≤ una noche de delirio desenfrenado. Por aquel entonces Natalia ya se habφa agenciado uno nuevo (anda que no es puta ni nada. Todas las mujeres son iguales, cuanto mejor las tratas peor se portan contigo). La rubia y yo nos dirigimos a mi habitaci≤n y empezamos el jugueteo sexual. Ella se hacφa la remolona y yo no sabφa por quΘ (normalmente no suelen resistirse).
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La rubia:
Creo que a este tio le he gustado de verdad. Asφ me gustan a mφ los hombres, sin prejuicios....
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Desgraciadamente luego lo entendφ todo, y es que incluso los tipos afortunados como yo de vez en cuando tienen golpes de mala suerte y se encuentran con unos pedazo de travestis al estilo drag-queen que, no es por nada, pero dan perfectamente el pego. Le dije que c≤mo se podφa ser tan zorra para haberme enga±ado de esa forma y que le querφa fuera de mi casa al instante, a lo que respondi≤ llorando como un imbΘcil. Decidφ que lo mejor serφa dar un paseito y contemplar las estrellas cuando vi como el travelo se dirigφa hacia mφ completamente desnudo con un hacha de le±a en mano, amenazßndome con cortarme la virilidad y no se quΘ historias mßs. No tuve tiempo para reaccionar y salφ de allφ como pude, eso sφ, con la mala fortuna de no haber tenido tiempo de ponerme ni tan siquiera los calzoncillos. El espectßculo fue denigrante. Al dφa siguiente en Baqueira no se oφa otra cosa sino c≤mo corrφan en bolas dos tios, uno de ellos portando un hacha en la mano y amenazßndo de muerte al otro. La verdad es que tuve suerte de encerrarme en casa de Faustino y poder deshacerme de aquel monstruo de por vida.
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Los comentarios:
Madre mφa la que se pudo organizar ayer. El hijo del se±or Serrano corriendo como Dios le trajo al mundo porque habφa discutido con su novio, porque no sΘ si sabreis lo que me han dicho; que su novia es un tio, un tio como Dios manda, con eso colgando y todo....
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El viaje de vuelta fue penoso; a Natalia no se le ocurrφan otra cosas que contarme su polvazo y reirse de mis cien metros lisos en pelota picada perseguido por ese... |
Natalia:
La verdad es que estas hecho todo un dandy, cari±o. Si no fuera porque me he acostado contigo alguna que otra vez dirφa que si que pareces un poquillo mariconcete....
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