El Depredador

El ojo crφtico menos cualificado de la ciudad

Por Carlos Atienza

Madrid, 13 de noviembre del 96.

íQuΘ horror de cena, dios mio!
Como recordareis, la semana pasada os contΘ que me habφa independizado y que tenφa que ir a cenar a la finca de mis padres. Pues bien, nada mßs lejos de una velada tranquila con buena comida y charlitas sin importancia. Por momentos se convirti≤ en algo insoportable incluso para un tipo templado y racional como yo. Llegado el caso se atrevieron a decirme que hoy en dφa ya nadie termina los estudios universitarios con treinta a±os; como si yo fuese el ·nico que ha perdido alg·n a±ito por causas de adaptaci≤n. Parece mentira c≤mo mis padres tuvieron la entereza suficiente como para no mandar a paseo a ese tipo de Natis Internacional que mi padre se propone sea mi jefe. Nunca habφa o∞do nada semejante con respecto a mi. El tipo dudaba de que yo fuese el mßs indicado para desarrollar las tareas del cargo. Que si eran de mucha responsabilidad, que si yo deberφa pasar por un perφodo de adaptaci≤n y prueba etc. No puedo creer que delante de mi familia haya gente que ose dirigirse a mi en tales tΘrminos. Si he aceptado ir a la compa±φa y hacer ese examen de ingreso que para mi supongo serß coser y cantar es por respeto a la decisi≤n de mi padre. Aun no me entra en la cabeza c≤mo pudo al final de la cena darle un abrazo y decirle gracias con lo que habφa dudado de mi. Hay momentos en la vida en los que te tienes que morder la lengua y respirar dos veces antes de comerte a alguien; en el futuro puede ser necesaria la ayuda de cualquiera y, por si fuese poco, este tipejo aparentemente va a dirigirme por una temporada. Ya veremos quiΘn dirige a quiΘn. Por lo que vi en la cena no serß muy difφcil ponerle a morder el polvo.

Dejando a un lado la "cenita", no se me puede pasar comentaros algo sobre la fiesta que celebrΘ con motivo de mi independencia en la casa que os dije habφa alquilado. Bueno, no es exactamente un alquiler de casa. La semana pasada no tuve tiempo de explicaros con detalle que se trataba de una casa grande que tiene a su vez varias casitas que son las que se alquilan. Como habreis deducido no estoy solo. Todavφa no conozco a todos los propietarios de las demßs casas, ya que hubo algunos que aunque recivieron mi invitaci≤n declinaron asistir por motivos justificados. Pero los que hicieron acto de presencia me parecieron gente de nivel, que en todo momento supieron estar y que logicamente se ofrecieron para todo lo que necesitara, al igual que yo harφa. Pues bien, hablando de la fiesta fue un bombazo. Un autΘntico llenazo de gente guapa y caras conocidas que no pararon de divertirse y pasarlo como seguro nunca lo habφan hecho. Y c≤mo iba a faltar Chispita, tan preciosa y radiante como siempre, aunque un tanto demacrada y decaφda debido sin duda a la ruptura de nuestras relaciones. Cuando me acerquΘ a saludarla pude comprobar que estaba acompa±ada por alguien espectacular. Un autΘntico bomb≤n que result≤ ser su prima Irene. Y yo sin conocerla... A los quince minutos ya me habφa dado su n·mero de telΘfono y, c≤mo no, aceptado mi invitaci≤n a cenar para la semana que viene. Nada mßs conocerla me percatΘ de que se trataba de alguien con una clase y un saber estar excepcionales, de vestimenta impecable y estilo rompedor, como si hubiese sido hecha a mi medida, como bien apunt≤ mi amigo Nacho. Mi buena amiga la casera tambiΘn se present≤. Como si yo no supiera que desde el primer instante estaba arrepentida de haberse negado a participar del festφn.