III

Y apenas se quiere insinuar el terrible problema de los exiliados, el problema de los conversos y su aventura, los exiliados por raz≤n de su fe, la dißspora hacia los paφses bajos, tierra libre donde muchos de ellos se asentaron.


Y c≤mo no hablar de los buscadores de lo Real Absoluto, que tanto en Flandes como en Castilla y Le≤n florecen en esta Θpoca: E. de Suso, Herp, Taulero, Ruysbroek y de esos dos grandes personajes capaces de justificar por sφ solos la existencia de la humanidad: Juan de la Cruz y Teresa de Jes·s que tanto han influido y conformado el mejor pensamiento moderno.