TEXT 2 > y Text1Article ╖ , Text1Heading <P1>Los organismos responden tanto a cambios en su entorno como a cambios en el interior de sus cuerpos. Dichos cambios se denominan estímulos y pueden tomar varias formas, entre las que se encuentran la luz, las ondas sonoras, el calor y las sustancias químicas. La respuesta depende no sólo de que los organismos tengan un mecanismo sensible al cambio, sino también de que tengan un medio para responder a éste, denominado efector. Los músculos son efectores, por ejemplo, porque permiten a un animal moverse en respuesta a un estímulo. Las respuestas de los animales son normalmente más rápidas que las respuestas de las plantas, las cuales implican un cambio de la dirección del crecimiento, en vez de un movimiento súbito.</P1><H1>El tiempo de respuesta</H1><P>El tiempo que tardan las respuestas en tener lugar depende, en parte, del carácter del estímulo –un cambio súbito, como el encendido de una luz durante un cierto período de tiempo, por ejemplo, puede desencadenar la <HOT TARGET=1248>germinación</HOT> de las semillas, mientras que un aumento gradual de la intensidad de la luz no lo haría. </P><H2>Respuestas rápidas</H2><P>En el caso de los animales con un <HOT TARGET=828>sistema nervioso</HOT> bien desarrollado, con órganos de los sentidos y encéfalo, la respuesta a un estímulo externo puede ser muy rápida (un tiempo muy inferior a un segundo), como el <HOT TARGET=2676>acto reflejo</HOT> de apartar la mano cuando se ha tocado una estufa muy caliente. De forma similar, el cierre brusco de las hojas de la dionea para cazar un insecto tarda sólo 0,05 segundos. En cambio, en el caso de un estímulo interno, una glándula puede responder segregando una <HOT TARGET=511>hormona</HOT>. Por ejemplo, la <HOT TARGET=56>epinefrina</HOT> es producida por los mamíferos en respuesta a una actividad súbita y hace que el corazón vaya más deprisa. Esta respuesta no es instantánea porque está limitada por la velocidad de la circulación de la sangre, pero aún puede ser considerada como una respuesta rápida. Todas estas respuestas son de corta duración porque los efectores no pueden responder continuamente al estímulo.</P><H2>Respuestas a largo plazo</H2><P>En algunas situaciones, la respuesta de un organismo supone cambios más duraderos para realizar su patrón de crecimiento o su <HOT TARGET=827>metabolismo</HOT>, como la inclinación del vástago de una planta hacia la fuente de luz, el bronceado de una piel pálida expuesta a la intensa luz de Sol o el incremento del número de <HOT TARGET=991>glóbulos rojos</HOT> en las personas que viven en zonas de gran altitud. Mientras estos estímulos siguen actuando, las respuestas del organismo se mantienen. Se dice que el organismo se aclimata a su entorno.</P><H1>Respuestas en la población</H1><P>Cuando un cambio destruye a la mayor parte de una población, algunos individuos pueden sobrevivir. Por ejemplo, cuando se utilizan <HOT TARGET=264>antibióticos</HOT> para destruir las <HOT TARGET=66>bacterias</HOT> causantes de una infección, algunas de ellas consiguen sobrevivir porque son portadoras de <HOT TARGET=441>genes</HOT> que les confieren resistencia. Los descendientes de los supervivientes heredan, entonces, la resistencia y aparece una nueva población de bacterias resistentes. De este modo, toda una población puede evolucionar en respuesta a un estímulo.</P><TITLE>La respuesta frente al cambio</TITLE>
