home
***
CD-ROM
|
disk
|
FTP
|
other
***
search
/
Multimedia Mania
/
abacus-multimedia-mania.iso
/
dp
/
0075
/
00758.txt
< prev
next >
Wrap
Text File
|
1993-07-27
|
34KB
|
527 lines
$Unique_ID{bob00758}
$Pretitle{}
$Title{History Of The Conquest Of Peru
Nos. I - VI}
$Subtitle{}
$Author{Prescott, William H.}
$Affiliation{}
$Subject{de
que
en
los
el
por
la
lo
con
las}
$Date{1864}
$Log{}
Title: History Of The Conquest Of Peru
Book: Appendix
Author: Prescott, William H.
Date: 1864
Nos. I - VI
No. I
Description Of The Royal Progresses Of The Incas; Extracted From Sarmiento's
Relacion, Ms.
[The original manuscript, which was copied for Lord Kingsborough's
valuable collection, is in the Library of the Escurial.]
Quando en tiempo de paz salian los Yngas a visitar su Reyno, cuen tan
que iban por el con gran majestad, sentados en ricas andas armadas sobre
unos palos lisos largos, de manera escelente, engastadas en oro y
argenteria, y de las andas salian dos arcos altos hechos de oro,
engastados en piedras preciosas: caian unas mantas algo largas por todas
las andas, de tal manera que las cubrian todas, y sino era queriendo el
que iba dentro, no podia ser visto, ni alzaban las mantas si no era cuando
entraba y salia, tanta era su estimacion; y para que le entrase aire, y el
pudiese ver el camino, havia en las mantas hechos algunos agujeros hechos
por todas partes. En estas andas habia riqueza, y en algunas estaba
esculpido el Sol y la luna, y en otras unas culebras grandes ondadas y
unos como bastones que las atravesaban. Esto trahian por encima por
armas, y estas andas las llevaban en ombros de los Senores, los mayores y
mas principales del Reyno, y aquel que mas con ellas andaba, aquel se
tenia por mas onrado y por mas faborecido. En rededor de las andas, a la
ila, iba la guardia del Rey con los arqueros y alabarderos, y delante iban
cinco mil honderos, y detras venian otros tantos Lanceros con sus
Capitanes, y por los lados del camino y por el mesmo camino iban
corredores fides, descubriendo lo que habia, y avisando la ida del Senor;
y acudia tanta gente por lo ver, que parecia que todos los cerros y
laderas estaba lleno de ella, y todos le davan las vendiciones alzando
alaridos, y grita grande a su usanza, llamandole, Ancha atunapa indichiri
campa capalla apatuco pacha camba bolla Yulley, que en nuestra lengua dira
"Muy grande y poderoso Senor, hijo del Sol, tu solo eres Senor, todo el
mundo te oya en verdad," y sin esto le decian otras cosas mas altas, tanto
que poco faltaba para le adorar por Dios. Todo el camino iban Yndios
llimpiandolo, de tal manera que ni yerba ni piedra no parecia, sino todo
limpio y barrido. Andaba cada dia cuatro leguas, o lo que el queria,
paraba lo que era servido, para entender el estado de su Reyno, oia
alegremente a los que con quejas le venian, remediando, y castigando a
quien hacia injusticias; los que con ellos iban no se desmandaban a nada
ni salian un paso del camino. Los naturales proveian a lo necesario, sin
lo cual lo havia tan cumplido en los depositos, que sobraba, y ninguna
cosa faltaba. Por donde iba, salian muchos hombres y mujeres y muchachos
a servir personalmente en lo que les era mandalo, y para llebar las
cargas, los de un pueblo las llebaban hasta otro, de donde los unos las
tomaban y los otros las dejaban, y como era un dia, y cuando mucho dos, no
lo sentian, ni de ello recivian agravio ninguno. Pues yendo el Senor de
esta manera, caminaba por su tierra el tiempo que le placia, viendo por
sus ojos lo que pasaba, y proveyendo lo que entendia que convenia, que
todo era cosas grandes e importantes; lo cual hecho, daba la buelta al
Cuzco, principal Ciudad de todo su imperio.
No. II.
Account Of The Great Road Made By The Incas Over The Plateau, From Quito
To Cuzco; Extracted From Sarmiento's Relacion, Ms.
Una de las cosas de que yo mas me admire, contemplando y notando las
cosas de estos Reynos, fue pensar como y de que manera se pudieron hacer
caminos tan grandes y sovervios como por el vemos, y que fuerzas de
hombres bastaran a lo hacer, y con que herramientas y instrumentos
pudieron allanar los montes y quebrantar las penas para hacerlos tan
anchos y buenos como estan; por que me parece que si el Emperador quisiese
mandar hacer otro camino Real como el que ba del Quito al Cuzco o sale del
Cuzco para ir a Chile, ciertamte creo, con todo su poder, para ello no
fuese poderoso, ni fuerzas de hombres lo pudiesen hacer, sino fuese con la
orden tan grande que para ello los Yngas mandaron que hubiese: por que si
fuera Camino de cinquenta leguas, o de ciento, o de doscientas, es de
creer que aunque la tierra fuera mas aspera, no se tu biera en mucho con
buena diligencia hacerlo; mas estos eran tan largos que havia alguno que
tenia mas de mil y cien leguas, todo hechado por sierras tan grandes y
espantosas que por algunas partes mirando abajo se quitaba la vista, y
algunas de estas Sierras derechas y llenas de pie dras, tanto que era
menester cavar por las laderas en pena viva para hacer el camino ancho y
llano, todo lo qual hacian con fuego y con sus picos; por otras lugares
havia subidas tan altas y asperas, que hacian desde lo bajo escalones para
poder subir por ellos a lo mas alto, haciendo entre medias de ellos
algunos descansos anchos para el reposo de la gente; en otros lugares
havia montones de nieve que eran mas de temer, y estos no en un lugar sino
en muchas partes, y no asi como quiera sino que no ba ponderado ni
encarecido como ello es, ni como lo bemos, y por estas nieves y por donde
havia montanas, de arboles y cespedes lo hacian llano y empedrado si
menester fuese. Los que leyeren este Libro y hubieren estado en el Peru,
miren el Camino que ba desde Lima a Xauxa por las Sierras tan asperas de
Guayacoire y por las montanas nevadas de Pavacaca, y entenderan los que a
ellos lo oyeren si es mas lo que ellos vieron que no lo que yo escrivo.
No. III.
Policy Observed By The Incas In Their Conquests; Taken From Sarmiento's
Relacion, Ms
Una de las cosas de que mas se tiene embidia a estos Senores, es entender
quan bien supieron conquistar tan grandes tierras y ponerlas con su prudencia
en tanta razon como los Espanoles las hallaron quando por ellos fue
descubierto este Reyno, y de que esto sea asi muchas vezes me acuerdo yo
estando en alguna Provincia indomita fuera de estos Reynos oir luego a los
mesmos Espanoles yo aseguro que si los Yngas anduvieran por aqui que otra cosa
fuera esto, es decir no conquistaran los Yngas esto como lo otro porque
supieran servir y tributar, por manera que quanto a esto, conozida esta la
ventaja que nos hacen pues con su orden las gentes vivian con ella y crecian
en multiplicacion, y de las Provincias esteriles hacian fertiles y abundantes
en tanta manera y por tan galana orden como se dira, siempre procuraron de
hacer por bien las cosas y no por mal en el comienzo de los negocios, despues
algunos Yngas hicieron grandes castigos en muchas partes, pero antes todos
afirman que fue grande con la benevolencia y amicicia que procuraban el atraer
a su servicio estas gentes, ellos salian del Cuzco con su gente y aparato de
guerra y caminaban con gran concierto hasta cerca de donde havian de ir, y
querian conquistar, donde muy bastante mente se informaban del poder que
tenian los enemigos y de las ayudas que podrian tener y de que parte les
podrian venir favores y por que Camino, y esto entendido por ellos, procuraban
por las vias a ellos posibles estorvar que no fuesen socorridos ora con dones
grandes que hacian ora con resistencias que ponian, entendiendo sin esto de
mandar hacer sus fuertes, los quales eran en Cerro o ladera hechos en ellos
ciertas Cercas altas y largas, con su puerta cada una, porque perdida la una
pudiesen pasarse a la otra y de la otra hasta lo mas alto, y embiaban esanchas
de los Confederados para marcar la tierra y ver los caminos y conocer del arte
qe estaban aguardando y por donde havia mas mantenimiento, saviendo por el
camino que havian de llevar y la orden con que havian de ir, embiabales
mensageros propios con los quales les embiaba a decir, que el los queria tener
por parientes y aliados, por tanto que con buen animo y corazon alegre se
salieser lo recevir y recevirlo en su Provincia, para que en ella le sea dad
obediencia como en las demas, y porqe lo hagan con voluntad presentes a los
Senores naturales, y con esto y con otras buenas maneras que tenia entraron en
muchas tierras sin guerra, en las quales mandaban a la gente de guerra que con
el iba que no hiciesen dano ni injuria ninguna ni robo ni fuerza, y si en tal
Provincia no havia mantenimiento mandaba que de otra parte se proveyese,
porque a los nuebamente venidos a su servicio no les pareciese desde luego
pesado su mando y conocimiento, y el conocerle y aborrecerle fuese en un
tiempo, y si en alguna de estas Provincias no havia ganado mandaba luego que
les diese por quenta tantas mil Cavezas, lo qual mandaban que mirasen mucho y
con ello multiplicasen para proberse de Lana para sus Ropas, y que no fuesen
osados de comer ni matar ninguna cria por los anos y tiempo que les senalaba,
y si havia ganado y tenian de otra cosa falta era lo mismo, y si estaban en
Collados y arenales bien les hacian entender con buenas palabras que hiciesen
Pueblos y Casas en lo mas llano de las Sierras y laderas, y como muchos no
eran diestros en cultibar las tierras abecavanles como lo havian de hacer
imponiendoles en que supiesen sacar acequias y regar con ellas los Campos, en
todo los havian de proveer tan concertadamente que quando entraba por amistad
alguno de los Yngas en Provincias de estas, en brebe tiempo quedaba tal que
parecia otra y los naturales le daban la obediencia consintiendo que sus
delegados quedasen en ellos, y lo mismo los Mitimaes; en otras muchas que
entraron de guerra y por fuerza de armas mandabase que en los mantenimientos y
Casas de los enemigos se hiciese poco dano, diciendoles el Senor, presto seran
estos nuestros como los que ya lo son; como esto tenian conocido, procuraban
q. la guerra fuese la mas liviana que ser pudiese, no embargante que en muchos
lugares se dieron grandes batallas, porque todavia los naturales de ellos
querian conservarse en la livertad antigua sin perder sus costumbres y
Religion por tomar otras estranas, mas durando la guerra siempre havian los
Yngas lo mejor, y vencidos no los destruian de nuebo, antes mandaban
restituhir los Presos si algunos havia y el despojo y ponerlos en posesion de
sus haciendas y senorio, amonestandoles que no quieran ser locos en tener
contra su Persona Real competencias ni dejar su amistad, antes querian ser sus
amigos como lo son los Comarcanos suyos, y diciendoles esto, dabanles algunas
mugeres hermosas y presas ricas de Lana o de metal de oro, con estas dadivas y
buenas palabras havia las voluntades de todos, de tal manera que sin ningun
temor los huidos a los montes se <illeg> a sus Casas y todos dejaban las armas
y el que mas veces veia al Ynga se tenia por mas bien aventurado y dichoso.
Los senorios nunca los tiraban a los naturales, a todos mandaban unos y otros
que por Dios adorasen el Sol; sus demas religiones y costumbres no se las
prohivian, pero mandabanles que se governasen por las Leyes y costumbres que
se governaban en el Cuzco y que todos hablasen en la Lengua general, y puesto
Governador por el Senor con guarniciones de gente de guerra, parten para lo de
adelante; y si estas Provincias eran grandes, luego se entendia en edificar
Templo del Sol y colocar las mugeres que ponian en los demas y hacer Palacios
para los Senores, y cobraban para los tributos que havian de pagar sin
llevarles nada demasiado ni agraviarles en cosa ninguna, encaminandoles en su
policia y en que supiesen hacer edificios y traer ropas largas y vivir
concertadamente en sus Pueblos, a los quales si algo les faltaba de que
tubiesen necesidad eran provehidos y ensenados como lo havian de sembrar y
beneficiar, de tal manera se hacia esto que sabemos en muchos Lugares que no
havia maiz tenello despues sobrado, y en todo lo demas andaban como salvages
mal vestidos y descalsos, y desde que conocieron a estos Senores usaron de
Camisetas lares y mantas y las mugeres lo mismo y de otras buenas cosas, tanto
que para siempre habra memoria de todo ello; y en el Collao y en otras partes
mando pasar Mitimaes a la Sierra de los Andes para que sembrasen maiz y coca y
otras frutas y raizes de todos los Pueblos la cantidad combeniente, los quales
con sus mugeres vivian siempre en aquella parte donde sembraban y cojian tanto
de lo que digo que se sentia poco la falta por traer mucho de estas partes y
no haver Pueblo ninguno por pequeno que fuese que no tubiese de estos
Mitimaes. Adelante trataremos quantas suertes havia de estos Mitimaes y
hacian los unos y entendian los otros.
No. IV.
Extract From The Last Will And Testament Of Mancio Sierra Lejesema, Ms.
[The following is the preamble of the testament of a soldier of the
Conquest, named Lejesema. It is in the nature of a death-bed confession;
and seems intended to relieve the writer's mind, who sought to expiate his
own sins by this sincere though tardy tribute to the merits of the
vanquished. As the work in which it appears is rarely to be met with, I
have extracted the whole of the preamble.]
Verdadera confesion y protestacion en articulo de muerte hecha por
uno de los primeros espanoles conquistadores del Peru, nombrado Mancio
Sierra Lejesema, con su testamento otorgado en la ciudad del Cuzco el dia
15 de Setiembre de 1589 ante Geronimo Sanchez de Quesada escribano
publico: la qual la trae el P. Fr. Antonio Calancha del orden de
hermitanos de San Agustin en la cronica de su religion en el lib. 1, cap.
15, folio 98, y es del tenor siguiente.
"Primeramente antes de empezar dicho mi testamento, declaro que ha
muchos anos que yo he deseado tener orden de advertir a la Catolica
Majestad del Rey Don Felipe, nuestro Senor, viendo cuan catolico y
cristianisimoes, y cuan zeloso del servicio de Dios nuestro Senor, por lo
que toca al descargo de mi anima, a causa de haber sido yo mucho parte en
descubrimiento, conquista, y poblacion de estos Reynos, cuando los
quitamos a los que eran Senores Ingas, y los poseian, y regian como suyos
propios, y los pusimos debajo de la real corona, que entienda su Majestad
Catolica que los dichos Ingas los tenian gobernados de tal manera, que en
todos ellos no habia un Ladron ni hombre vicioso, ni hombre holgazan, ni
una muger adultera ni mala; ni se permitia entre ellos ni gente de mal
vivir en lo moral; que los hombres tenian sus ocupaciones honestas y
provechosas; y que los montes y minas, pastes, caza y madera, y todo
genero de aprovechamientos estaba gobernado y repartido de suerte que cada
uno conocia y tenia su hacienda sin que otro ninguno se la ocupase o
tomase, ni sobre ello habian pleytos; y que las cosas de guerra, aunque
eran muchas, no impedian a las del Comercio, ni estas a las cosas de
labranza, o cultivar de las tierras, ni otra cosa alguna, y que en todo,
desde lo mayor hasta lo mas menudo, tenia su orden y concierto con mucho
acierto: y que los Ingas eran tenidos y obecidos y respetados de sus
subditos como gente muy capaz y de mucho Gobierno, y que lo mismo eran sus
Gobernadores y Capitanes, y que como en estos hallamos la fuerza y el
mando y la resistencia para poderlos sugetar e oprimir al servicio de Dios
nuestro Senor y quitarles su tierra y ponerla debaxo de la real corona,
fue necesario quitarles totalmente el poder y mando y los bienes, como se
los quitamos a fuerza de armas: y que mediante haberlo permitido Dios
nuestro Senor nos fue posible sujetar este reyno de tanta multitud de
gente y riqueza, y de Senores los hicimos Siervos tan sujetos, como se ve:
y que entienda su Magestad que el intento que me mueve a hacer esta
relacion, es por descargo de mi conciencia, y por hallarme culpado en
ello, pues habemos destruido con nuestro mal exemplo gente de tanto
gobierno como eran estos naturales, y tan quitados de cometer delitos ni
excesos asi hombres como mugeres, tanto por el Indio que tenia cien mil
pesos de oro y plata en su casa, y otros indios dejaban abierta y puesta
una escoba o un palo pequeno atravesado en la puerta para senal de que no
estaba alli su dueno, y con esto segun su costumbre no podia entrar nadie
adentro, ni tomar cosa de las que alli habia, y cuando ellos vieron que
nosotros poniamos puertas y llaves en nuestras casas entendieron que era
de miedo de ellos, porque no nos matasen, pero no porque creyesen que
ninguno tomase ni hurtase a otro su hacienda; y asi cuando vieron que
habia entre nosotros ladrones, y hombres que incitaban a pecado a sus
mugeres y hijas nos tubieron en poco, y han venido a tal rotura en ofensa
de Dios estos naturales por el mal exemplo que les hemos dado en todo, que
aquel extremo de no hacer cosa mala se ha convertido en que hoy ninguna o
pocas hacen buenas, y requieren remedio, y esto toca a su Magestad, para
que descargue su conciencia, y se lo advierte, pues no soy parte para mas;
y con esto suplico a mi Dios me perdone; y mueveme a decirlo porque soy el
postrero que mueve de todos los descubridores y conquistadores, que como
es notorio ya no hay ninguno sino yo solo en este reyno, ni fuera de el, y
con esto hago lo que pued para descargo de mi conciencia."
No. V.
Translation From Oviedo's Historia General De Las Indias, Ms Parte II., Cap.
23.
[This chapter of the gossiping old chronicler describes a
conversation between the governor of Tierra Firme and Almagro, at which
the writer was present. It is told with much spirit; and is altogether so
curious, from the light it throws on the characters of the parties, that I
have thought the following translation, which has been prepared for me,
might not be uninteresting to the English reader.]
The Interview between Almagro and Pedrarias, in which the latter
relinquished his Share of the Profits arising from the Discovery of Peru.
Translated from Oviedo, Historia General, Ms., Parte II., Cap. 23.
In February, 1527, I had some accounts to settle with Pedrarias, and
was frequently at his house for the purpose. While there one day, Almagro
came in and said to him, - "Your Excellency is of course aware that you
contracted with Francisco Pizarro, Don Fernando de Luque, the
schoolmaster, and myself, to fit out an expedition for the discovery of
Peru. You have contributed nothing for the enterprise, while we have sunk
both fortune and credit; for our expenses have already amounted to about
fifteen thousand castellanos de oro. Pizarro and his followers are now in
the greatest distress, and require a supply of provisions, with a
reinforcement of brave recruits. Unless these are promptly raised, we
shall be wholly ruined, and our glorious enterprise, from which the most
brilliant results have been justly anticipated, will fall to the ground.
An exact account will be kept of our expenses, that each may share the
profits of the discovery in proportion to the amount of his contribution
towards the outfit. You have connected yourself with us in the adventure,
and, from the terms of our contract, have no right to waste our time and
involve us in ruin. But if you no longer wish to be a member of the
partnership, pay down your share of what has already been advanced, and
leave the affair to us."
To this proposal Pedrarias replied with indignation: - "One would
really think, from the lofty tone you take, that my power was at an end;
but if I have not been degraded from my office, you shall be punished for
your insolence. You shall be made to answer for the lives of the
Christians who have perished through Pizarro's obstinacy and your own. A
day of reckoning will come for all these disturbances and murders, as you
shall see, and that before you leave Panama."
"I grant," returned Almagro, "that, as there is an almighty Judge,
before whose tribunal we must appear, it is proper that all should render
account of the living as well as the dead. And, Sir, I shall not shrink
from doing so, when I have received an account from you, to be immediately
sent to Pizarro, of the gratitude which our sovereign, the emperor, has
been pleased to express for our services. Pay, - if you wish to enjoy the
fruits of this enterprise; for you neither sweat nor toil for them, and
have not contributed even a third of the sum you promised when the
contract was drawn up, - your whole expenditure not exceeding two or three
paltry pesos. But if you prefer to leave the partnership at once, we will
remit one half of what you owe us, for our past outlays."
Pedrarias, with a bitter smile, replied, - "It would not ruin you, if
you were to give me four thousand pesos to dissolve our connection."
"To forward so happy an event," said Almagro, "we will release you
from your whole debt, although it may prove our ruin; but we will trust
our fortunes in the hand of God."
Although Pedrarias found himself relieved from the debt incurred for
the outfit of the expedition, which could not be less than four or five
thousand pesos, he was not satisfied, but asked, "What more will you give
me?"
Almagro, much chagrined, said, "I will give three hundred pesos,
though I swear by God, I have not so much money in the world; but I will
borrow it to be rid of such an incubus."
"You must give me two thousand."
"Five hundred is the most I will offer."
"You must pay me more than a thousand."
"A thousand pesos, then," cried the captain in a rage, "I will give
you, though I do not own them; but I will find sufficient security for
their future payment."
Pedrarias declared himself satisfied with this arrangement; and a
contract was accordingly drawn up, in which it was agreed, that, on the
receipt of a thousand pesos, the governor should abandon the partnership
and give up his share in the profits of the expedition. I was one of the
witnesses who signed this instrument, in which Pedrarias released and
assigned over all his interest in Peru to Almagro and his associates, - by
this act deserting the enterprise, and, by his littleness of soul, for
feiting the rich treasures which it is well known he might have acquired
from the golden empire of the Incas.
No. VI.
Contract Between Pizarro, Almagro, And Luque; Extracted From Montesinos,
Annales, Ms., Ano 1526.
[This memorable contract between three adventurers for the discovery
and partition of an empire is to be found entire in the manuscript history
of Montesinos, whose work derives more value from the insertion in it of
this, and of other original documents, than from any merit of its own.
This instrument, which may be considered as the basis of the operations of
Pizarro, seems to form a necessary appendage to a history of the Conquest
of Peru.]
En el nombre de la santisima Trinidad, Padre, Hijo y Espiritu-Santo,
tres personas distintas y un solo Dios verdadero, y de la santisima Virgen
nuestra Senora hacemos esta compania. -
Sepan cuantos esta carta de compania vieren como yo don Fernando de
Luque, clerigo presbitero, vicario de la santa iglesia de Panama, de la una
parte; y de la otra el capitan Francisco Pizarro y Diego de Almagro, vecinos
que somos en esta ciudad de Panama, decimos: que somos concertados y
convenidos de hacer y formar compania la cual sea firme y valedera para
siempre jamas en esta manera: - Que por cuanto nos los dichos capitan
Francisco Pizarro y Diego de Almagro, tenemos licencia del senor gobernador
Pedro Arias de Avila para descubrir y conquistar las tierras y provincias de
los reinos llamados del Peru, que esta, por noticia que hay, pasado el golfo y
travesia del mar de la otra parte; y porque para hacer la dicha conquista y
jornada y navios y gente y bastimento y otras cosas que son necesarias, no lo
podemos nacer por no tener dinero y posibilidad tanta cuanta es menester: y
vos el dicho don Fernando de Luque nos los dais porque esta compania la
hagamos por iguales partes: somos contentos y convenidos de que todos tres
hermanablemente, sin que hagan de haber ventaja ninguna mas el uno que el
otro, ni el otro que el otro de todo lo que se descubriere, ganare y
conquistare, y poblar en los dichos reinos y provincias del Peru. Y por
cuanto vos el dicho D. Fernando de Luque nos disteis, y poneis de puesto por
vuestra parte en esta dicha compania para gastos de la armada y gente que se
hace para la dicha jornada y conquista del dicho reino del Peru, veinte mil
pesos en barras de oro y de a cuatrocientos y cincuenta maravedis el peso, los
cuales los recibimos luego en las dichas barras de oro que pasaron de vuestro
poder al nuestro en presencia del escribano de esta carta, que lo valio y
monto; y yo Hernando del Castillo doy fe que los vide pesar los dichos veinte
mil pesos en las dichas barras de oro y lo recibieron en mi presencia los
dichos Capitan Francisco Pizarro y Diego de Almagro, y se dieron por contentos
y pagados de ella. Y nos los dichos capitan Francisco Pizarro y Diego de
Almagro, ponemos de nuestra parte en esta dicha compania la merced que tenemos
del dicho senor gobernador, y que la dicha conquista y reino que descubriremos
de la tierra del dicho Peru, que en nombre de S.M. nos ha hecho, y las demas
mercedes que nos hiciere y acrescentare S.M., y los de su consejo de las
Indias de aqui adelante, para que de todo goceis y hayais vuestra tercera
parte, sin que en cosa alguna hayamos de tener mas parte cada uno de nos, el
uno que el otro, sino que hayamos de todo ello partes iguales. Y mas ponemos
en esta dicha compania nuestras personas y el haber de hacer la dicha
conquista y descubrimiento con asistir con ellas en la guerra todo el tiempo
que se tardare en conquistar y ganar y poblar el dicho reino del Peru, sin que
por ello hayamos de llevar ninguno ventaja y parte mas de la que vos el dicho
don Fernando de Luque llevaredes, que ha de ser por iguales partes todos tres,
asi de los aprovechamientos que con nuestras personas tuvieremos, y ventajas
de las partes que nos cupieren en la guerra y en los despojos y ganancias y
suertes que en la dicha tierra del Peru hu bieremos y gozaremos, y nos
cupieren por cualquier via y forma que sea, asi a mi el dicho capitan
Francisco Pizarro como a mi Diego de Almagro, habeis de haber de todo ello, y
es vuestro, y os lo daremos bien y fielmente, sin desfraudaros en cosa alguna
de ello, la tercera parte, porque desde ahora en lo que Dios nuestro Senor nos
diere, decimos y confesamos que es vuestro y de vuestros herederos y
succesores, de quien en esta dicha compania succediere y lo hubiere de haber,
en vuestro nombre se lo daremos, y le daremos cuenta de todo ello a vos, y a
vuestros succesores, quieta y pacificamente, sin llevar mas parte cada uno de
nos, que vos el dicho don Fernando de Luque, y quien vuestro poder hubiere y
le perteneciere; y asi de cualquier dictado y estado de senorio perpetuo, o
por tiempo senalado que S.M. nos hiciere merced en el dicho reino del Peru,
asi a mi el dicho capitan Francisco Pizarro, o a mi el dicho Diego de Almagro,
o a cualquiera de nos, sea vuestro el tercio de toda la renta y estado y
vasallos que a cada uno de nos se nos diere y hiciere merced en cualquiera
manera o forma que sea en el dicho remo del Peru por via de estado, o renta,
repartimiento de indios, situaciones, vasallos, seais senor y goceis de la
tercia parte de ello como nosotros mismos, sin adicion ni condicion ninguna, y
si la hubiere y alegaremos, yo el dicho capitan Francisco Pizarro y Diego de
Almagro y en nuestros nombres nuestros herederos, que no seamos oidos en
juicio ni fuera del, y nos damos por condenados en todo y por todo como en
esta escriptura se contiene para lo pagar y que haya efecto; y yo el dicho D.
Fernando de Luque hago la dicha compania en la forma y manera que de suso esta
declarado, y doy los veinte mil pesos de buen oro para el dicho descubrimiento
y conquista del dicho reino del Peru, a perdida o ganancia, como Dios nuestro
Senor sea servido, y de lo sucedido en el dicho descubrimiento de la dicha
gobernacion y tierra, he yo de gozar y haber la tercera parte, y la otra
tercera para el capitan Francisco Pizarro, y la otra tercera para Diego de
Almagro, sin que el uno lleve mas que el otro, asi de estado de senor, como de
repartimiento de indios perpetuos, como de tierras y solares y heredades; como
de tesoros, y escondijos encubiertos, como de cualquier riqueza o
aprovechamiento de oro, plata, perlas, esmeraldas, diamantes y rubies, y de
cualquier estado y condicion que sea, que los dichos capitan Francisco Pizarro
y Diego de Almagro hayais y tengais en el dicho reino del Peru, me habeis de
dar la tercera parte. Y nos el dicho capitan Francisco Pizarro y Diego de
Almagro decimos que aceptamos la dicha compania y la hacemos con el dicho don
Fernando de Luque de la forma y manera que lo pide el, y lo declara para que
todos por iguales partes hayamos en todo y por todo, asi de estados perpetuos
que S.M. nos hiciese mercedes en vasallos o indios o en otras cualesquiera
rentas, goce el derecho don Fernando de Luque, y haya la dicha tercia parte de
todo ello enteramente, y goce de ello como cosa suya desde el dia que S.M. nos
hiciere cualesquiera mercedes como dicho es. Y para mayor verdad y seguridad
de esta escriptura de compania, y de todo lo en ella contenido, y que os
acudiremos y pagaremos nos los dichos capitan Francisco Pizarro y Diego de
Almagro a vos el dicho Fernando de Luque con la tercia parte de todo lo que se
hubiere y descubriere, y nosotros hubieremos por cualquiera via y forma que
sea; para mayor fuerza de que lo cumpliremos como en esta escriptura se
contiene, juramos a Dios nuestro senor y a los Santos Evangelios donde mas
largamente son escritos y estan en este libro Misal, donde pusieron sus manos
el dicho capitan Francisco Pizarro, y Diego de Almagro, hicieron la senal de
la cruz en semejanza de esta Dagger con sus dedos de la mano en presencia de
mi el presente escribano, y dijeron que guardaran y cumpliran esta dicha
compania y escriptura en todo y por todo, como en ello se contiene, sopena de
infames y malos cristianos, y caer en caso de menos valer, y que Dios se lo
demande mal y caramente; y dijeron el dicho capitan Francisco Pizarro y Diego
de Almagro, amen; y asi iuramos y le daremos el tercio de todo lo que
descubrieremos y conquistaremos y poblaremos en el dicho reino y tierra del
Peru, y que goce de ello como nuestras personas, de todo aquello en que fuere
nuestro y tuvieremos parte como dicho es en esta dicha escriptura; y nos
obligamos de acudir con ello a vos el dicho don Fernando de Luque, y a quien
en vuestro nombre le perteneciere y hubiere de haber, y les daremos cuenta con
pago de todo ello cada y cuando que se nos pidiere, hecho el dicho
descubrimiento y conquista y poblacion del dicho reino y tierra del Peru; y
prometemos que en la dicha conquista y descubrimiento nos ocuparemos y
trabajaremos con nuestras personas sin ocuparnos en otra cosa hasta que se
conquiste la tierra y se ganare, y si no lo hicieremos seamos castigados por
todo rigor de justicia por infames y perjuros, seamos obligados a volver a vos
el dicho don Fernando de Luque los dichos veinte mil pesos de oro que de vos
recibimos. Y para lo cumplir y pagar y haber por firme todo lo en esta
escriptura contenido, cada uno por lo que le toca, renunciaron todas y
cualesquier leyes y ordenamien tos, y pramaticas, y otras cualesquier
constituciones, ordenanzas que esten fechas en su favor, y cualesquiera de
ellos para que aunque las pidan y aleguen, que no les valga. Y valga esta
escriptura dicha, y todo lo en ella contenido, y traiga aparejada y debida
ejecucion asi en sus personas como en sus bienes, muebles y raices habidos y
por haber; y para le cumplir y pagar, cada uno por lo que le toca, obligaron
sus personas y bienes habidos y por haber segun dicho es, y dieron poder
cumplido a cualesquier justicias y jueces de S. M. para que por todo rigor
y mas breve remedio de derecho les compelan y apremien a lo asi cumplir y
pagar, como si lo que dicho es fuese sentencia difinitiva de juez
competente pasada en cosa juzgada; y renunciaron cualesquier leyes y
derechos que en su favor hablan, especialmente la ley que dice: ue Que
general renunciacion de leyes no vala: Que es fecha en la ciudad de Panama
a diez dias del mes de marzo, ano del nacimiento de nuestro Salvador
Jesucristo de mil quinientos veinte y seis anos: testigos que fueron
presentes a lo que dicho es Juan de Panes, y Alvaro del Quiro y Juan de
Vallejo, vecinos de la ciudad de Panama, y firmo el dicho D. Fernando de
Luque; y porque no saben firmar el dicho capitan Francisco Pizarro y Diego
de Almagro, firmaron por ellos en el registro ue esta carta Juan de Panes
y Alvaro del Quiro, a los cuales otorgantes yo en presente escribano doy
fe que conozco. Don Fernando de Luque. - A su ruego de Francisco Pizarro
- Juan de Panes; y a su ruego de Diego de Almagro - Alvaro del Quiro: E yo
Hernando del Castillo, escribano de S. M. y escribano publico y del numero
de esta ciudad de Panama, presente fui al otorgamiento de esta carla, y la
fice escribir en estas cuatro fojas con esta, y por ende fice aqui este m
signo a tal en testimonio de verdad. Hernando del Castillo, escribano
publico.