Por este motivo los antiguos imaginaron que en lo alto de este monte existían palacios de bronce donde vivían los dioses. En estos palacios, construidos por Efesto, los dioses pasaban el tiempo, cuando no se entrometían en los asuntos de los mortales. Los antiguos los imaginaban como un grupo de personas dotadas de poderes sobrehumanos; les atribuían todas las cualidades que el hombre tiene en una mínima parte.