Él, como soberano de todas las deidades, reservó para sí mismo la dominación del Cielo, confió a Poseidón el reino del mar y a Ade la Ultratumba. Como divinidad del cielo, Zeus tenía como armas los rayos que lanzaba junto con los truenos para que se oyese su cólera. A diferencia de los otros dioses no tomaba parte en caso de peleas entre mortales, sino que se mantenía imparcial. Su cólera, en cada caso, la sufría quien lo ofendía: castigó atrozmente a dioses y mortales que contradecían sus deseos.