Cuando Hera persiguió a Heracle, hijo de Zeus, éste la colgó de la bóveda celeste con una bigornia atada a los tobillos y cuando Efesto, hijo de Hera, intentó protegerla, lo echó del Olimpo. Castigó a Tántalo con el célebre suplicio, porque éste sirvió carne humana a los dioses; Prometeo fue castigado porque había originado la humanidad y después robó el fuego a los dioses para dárselo a los hombres; Sísifo intentó hacer chantaje a Zeus y fue enviado en el Tártaro, a empujar perpetuamente un peñasco hacia lo alto de una colina. Por actos de rebelión, obligó a Apolo y a Poseidón servir a los hombres mortales.