Michael Jackson
DespuΘs de haber ocasionado la desaparici≤n de los muy vßlidos - y a veces geniales - "Jackson Five"; DespuΘs de haber editado un gran disco, otro bueno, dos regulares, uno malo y uno infumable; despuΘs de haber dejado a Paul McCartney con un enorme palmo de narices por un "quφtame allß" esos derechos; despuΘs de haberse automutilado horrφblemente el rostro, despojßndolo de paso de cualquier atisbo de pigmentaci≤n, despuΘs de haberse implicado en un escßndalo de pederastia silenciado por unos cuantos millones de d≤lares y una boda surrealista, ahora a Michael le da por tener un hijo mßs bien blanquito- presuntamente alquilando el ·tero de una rubia- y por celebrarlo con un nuevo disco.

"Blood on the dance floor" es s≤lo un single de adelanto pero a miguelito ya se le ve todo el plumero. Tras un patΘtico deambular por la canci≤n Θtica, la balada ecol≤gica, los salmos de integraci≤n racial y los signos de armonφa universal, decide volver al terreno que mßs Θxitos le ha dado y que mejor domina: la m·sica de baile pura y dura. Pero lo hace mal, muy mal.

Donde antes habφa vanguardia, distinci≤n y buen gusto, ya s≤lo quedan rutinas, repetici≤n y vulgaridad. Su voz susurrante - y cada vez mßs escasa íque casi no se le oye!- se pierde en un ritmo insultantemente machac≤n y aburrido ┐Y esa manφa de intentar por todos los medios imponer una imagen agresiva, de macho omnipotente y rudo? íque no interesa! íY que no cuela! Y encima el vφdeo-clip es hortera , feo e inexplicable.

Sangre en la pista de baile y en los oφdos.