Lydia
Un nuevo valor del pop patrio. Su imagen grunge, bien cuidada; con tirabuzones cuasi rastas y piercing nasal.
¡Guau! Parece que al fin alguien se pone un poco al día. Y comienza el disco....y el oyente no da crédito. Lo que escucha hace que las canciones de Karina parezcan las performances de Susana Estrada. Un alarde de cursilería pseudo-romántica y adolescente, plagado de consejos aleccionadores para jovencitas de hoy que parecen compuestos por una Junta episcopal. Por si no fuera bastante con una Laura Pausini, le ha llegado el turno a su clon nacional.