La villa episcopal

Las tierras de Gormaz recorridas por el Duero (ppa)
El Burgo nace en un lugar despoblado y es consecuencia de la construcción de la catedral románica, en la época de Pedro de Bourges. Con el tiempo se fue articulando en sus alrededores un caserío de adobe destinado a albergar tanto al clero catedralicio como a los constructores del templo, artesanos y comerciantes, dando lugar a la formación de una trama urbana de calles estrechas de trazado irregular que, en tiempos del obispo Montoya, en el siglo XV, se encerró en el interior de un círculo amurallado.

La Puerta de San Miguel es la única que queda de las cuatro que tenía la muralla (mas y jlc)
Aquella muralla protectora tenía cuatro puertas, de las que se conserva la del oeste: la del Puente Viejo, llamada también del Río o de San Miguel por tener esa denominación la puerta occidental de la catedral, en cuya proximidad se encuentra.

Fuente de la plaza de San Pedro (ppa)
La plaza de la catedral fue el centro cívico hasta el siglo XVIII, cuando se llevó a cabo el ensanche barroco. Hasta entonces el Ayuntamiento estuvo adosado a la fábrica catedralicia, lo mismo que la cárcel y los toriles, enfrente de las manzanas de casas con soportales que edificaron los canónigos a partir de su secularización en el siglo XV y que, pasto de las llamas, fueron reconstruidas en el siglo XVII por el obispo Valdés.

Casas de canónigos reconstruidas en el siglo XVII (ppa)
El ensanche de la Villa y el traslado del Ayuntamiento a la nueva Plaza Mayor, que se constituyó en el nuevo centro cívico, supuso la liberación de los terrenos necesarios para la construcción de la girola de la catedral, la nueva sacristía de Juan de Villanueva y la capilla del Venerable Palafox, así como la diferenciación de los centros religioso y civil, que hasta entonces se confundían dando lugar a un sin fin de conflictos entre la Catedral y la Villa.

La Plaza Mayor es reflejo tanto de las nuevas ideas de la Ilustración como de las preexistentes, pues en su diseño se siguieron las pautas marcadas a finales del siglo XVII por la construcción del Hospital de San Agustín, patrocinado por el obispo Arévalo, y la tipología castiza de edificios de vivienda con soportales, que permitieron el desarrollo del comercio desde tiempos de Alfonso XI, cuando le fue concedido a la Villa el derecho a celebrar mercado semanal los domingos.


Hospital

Ayuntamiento

Universidad (ppa)
La iniciativa de los obispos Eleta y Calderón dotó al Burgo de un espacio público que venía a servir de nexo de unión al centro ceremonial de la catedral con el centro cultural que desde el siglo XVI estaba constituido por la Universidad de Santa Catalina, erigida al norte de la población, extramuros, por el obispo Álvarez D'Acosta. Hitos arquitectónicos de gran interés, siempre vinculados a la figura del obispo, que van jalonando el espacio urbano de esta villa episcopal, a cuya nómina hay que añadir el Seminario y el Real Hospicio que se edificaron a finales del siglo XVIII.