CUARTO MES Al cuarto mes persisten algunos de los síntomas descritos previamente, a lo cual se suman como hechos nuevos la aparición de hinchazón por retención de líquidos en las extremidades, conocidas como edemas. Son frecuentes la sensación de fatiga y decaimiento y -en ocasiones- incluso se pueden producir desmayos. En las piernas pueden hacerse más prominentes las dilataciones venosas conocidas como várices, que habitualmente regresan después del parto. El sangramiento de narices y encías es frecuente, favorecido por la dilatación capilar que inducen los altos niveles de estrógenos. También es frecuente la eliminación por la vagina, de una secreción blanco amarillenta de consistencia grumosa. Esta sustancia, que es producida por las glándulas del cuello del útero, es parcialmente retenida en el canal del cuello uterino convirtiéndose en un verdadero "tapón mucoso", que aisla la cavidad uterina de las bacterias que se encuentran normalmente en la vagina de la madre, impidiendo así infecciones en el feto. El fondo del útero se localiza a media distancia entre el pubis y el ombligo. La madre que ha tenido hijos previamente puede percibir ya en esta época los movimientos fetales de su bebé. Este hecho marca un hito en la evolución del embarazo ya que por primera vez , la mujer siente una señal directa proveniente de su bebé sin la ayuda de equipamientos tecnológicos y puede además ser compartido por su esposo a través de la palpación cuidadosa del abdomen .