Mauricio "Chicho" Serna sigue creciendo en Colombia
Por: Luis Fernando Ospina Vanegas (REDACTOR DE EL
ESPECTADOR)

Hace casi un mes, en un partido de pretemporada de Atlético Nacional en el estadio de Envigado, un comentarista radial de Medellín dijo que "al Chicho Serna, los pulmones le llegaban hasta los tobillos".

Entonces le pregunté que si lo decía por lo bajito que era él. Y me contestó que no, que la estatura era lo de menos, que se refería a que corría todo el partido, se tiraba al piso, discutía con los árbitros y después tenía oxígeno para hablar con todo el mundo.

Y sino fuera porque yo sabía que los pulmones sólo ocupan parte del tórax, le hubiera creído, pero, en cambio, tuve que aceptar que la explicación era totalmente válida y cada vez más fácil de comprobar.

En estas primeras sesiones de entrenamiento con la selección, el Chicho Serna ha demostrado que es, junto a Leonel Álvarez, titular indiscutible para Bolillo Gómez y un ejemplo para sus compañeros.

"Los trabajos con Nacional, el conocimiento que tengo del sistema táctico de la selección y el amor que le pongo a la camiseta que defiendo, me ponen en condiciones más favorables que otros, aunque creo que cada uno en su estilo y forma de ver el fútbol, aporta algo", según Serna.

Claro que a veces, Serna le pone mucho amor a la camiseta y hasta se le va la mano cuando enfrenta a sus mismos compañeros, porque, como dicen por ahí, no respeta pinta cuando de recuperar el balón se trata. "A uno se le olvida que está entrenando y entonces le entra duro hasta a los compañeros. Lo que pasa es que el fútbol no puede jugarse con
discriminaciones, porque los partidos no las admiten. Claro que siempre trato de controlarme, especialmente dentro de la selección", dice.


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