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Desde sus inicios, el WWF ha sabido que la gente dona dinero a la organización porque quiere dar apoyo directo a la conservación.
En 1970, Su Majestad el Príncipe Bernado de los Países Bajos, entonces Presidente del WWF Internacional, presentó una importante
iniciativa para proveer al WWF de una sólida e independiente base financiera. La organización estableció un fondo de 10 millones de
dólares, conocido como The 1001: A Nature Trust (Los 1001: Un Fideicomiso para la Naturaleza), al cual mil y una personas contibuyeron con
10.000 dólares cada uno. A partir del establecimiento de Los 1001, el WWF Internacional estuvo en capacidad de utilizar los intereses generados por
el fideicomiso para ayudar a solventar sus costos administrativos básicos.
Así pues, para cuando el WWF ayudó al gobierno de la India a lanzar el Proyecto Tigre en 1973, el público podía tener la certeza
de que las donaciones servirían para salvar a estos carismáticos y muy amenazados animales de la India. La señora Indira Gandhi
estableció un contingente de fuerzas para impulsar un amplio plan de seis años para la conservación del tigre y el gobierno
asignó tierras para nuevas reservas de tigres. Más tarde, India establecerá séis reservas más, Nepal siguió el
ejemplo con tres, y Bangladesh con una.
Dos años más tarde, el WWF se embarcó en la primera Campaña Mundial de Bosques Húmedos Tropicales, recaudando dinero y
haciendo posible que varias docenas de áreas representativas de bosques húmedos tropicales de Africa Central y Africa Occidental, del Sudeste
de Asia y de América Latina fueran manejadas como parques nacionales o reservas.
Desde entonces, la conservación de los bosques se convirtió en un tema central para el WWF. Actualmente, el Programa de Bosques de la
organización apoya 350 proyectos alrededor de todo el mundo, en un esfuerzo por conservar no solo los bosques húmedos tropicales sino
también los bosques de las zonas templadas.
La década de los setenta fue una época activa y excitante. El lanzamiento de una ambiciosa campaña marina, "Los Mares Deben
Vivir", en 1976, permitió al WWF crear santuarios marinos para ballenas, delfines y focas, y proteger los sitios de anidación de las
tortugas marinas. La década llegó a su final con la campaña "Salvemos al Rinoceronte", que rápidamente recaudó
cerca de 1 millón de dólares para combatir la caza furtiva de animal.
Mientras tanto, la UICN, preocupada por el tráfico de animales, plantas y productos como marfil y cuernos de rinoceronte que estaba llevando a muchas
especies hacia la extinción, conformó un equipo para monitorear el tráfico de vida silvestre y de sus productos. La nueva
organización, conocida como TRAFFIC (Trade Records Analysis of Fauna and Flora in Commerce/ Análisis de Registros de Comercio de Flora y Fauna
en Venta), abrió su primera oficina en el Reino Unido en 1976. Con la ayuda del WWF, TRAFFIC ha crecido actualmente hasta convertise en una red de 17
oficinas en cinco continentes y ha jugado un rol muy importante persuadiendo a los gobiernos de todo el mundo para incrementar la protección de las
especies y fortalecer los controles sobre el tráfico de vida silvestre.
Toda esta actividad significó que el WWF creciera tanto que su villa en Morges ya no le alcanzara, y necesitara desesperadamente una nueva casa. En
1979, los problemas de alojamiento se solucionaron gracias a una donación anónima que permitió que la organización se mudara a
un moderno edificio de oficinas en Gland, siempre junto al lago Lemán, equidistante de Ginebra y Lausana.