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Si no fuera por una serie de acuerdos internacionales, la conservación sería mucho más difícil de lo que ya es. Los tratados y leyes son indispensables para hacer cumplir los principios y reglas ambientales en todo el mundo. No sólo porque establecen normas a nivel mundial, sino porque el mero hecho de que existan a nivel internacional es con frecuencia suficiente para que los gobiernos se conviertan en signatarios o promulguen sus propias leyes.
El Convenio de Ramsar es el convenio internacional más antiguo del mundo en la esfera de la conservación. Las negociaciones empezaron en 1971 en la ciudad iraní que le ha dado el nombre, y el Convenio de Ramsar obliga hoy en día a sus 92 países miembros a designar y proteger humedales de importancia internacional y a fomentar su "utilización racional". En la actualidad, su ámbito de aplicación se extiende a cerca de 800 zonas.
Pero todo tratado es tan eficaz como su eslabón más débil, y el Convenio de Ramsar no es una excepción a esta regla. Para que los humedales amenazados del mundo sobrevivan, es preciso que los países que son Partes en el convenio en la actualidad se tomen más en serio sus requisitos y que más países se adhieran sin demora.
Gracias al Convenio de Ramsar, se han conseguido adelantos notables en la conservación de los humedales. Sin embargo, la protección y la conservación son con frecuencia ideales de difícil consecución, y es necesario mantener una vigilancia constante para garantizar que se observan y respetan todos los acuerdos, tratados, leyes y convenios ambientales. Siempre que se le brinde una oportunidad, el WWF mostrará el camino.
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