PLAZA DE TOROS
DE SANTAMARÍA
 
Domingo 2 de febrero de 1997
Tercera de abono
 
Seis toros de la ganadería de ACHURY VIEJO,
que, aunque con algunas dificultades, permitieron el
lucimiento de los de a pie. El primero tuvo una gran
nobleza y dulzura que se vio mermada por su
extrema debilidad de remos delanteros. El segundo 
fue un toro manso y descastado pero con buen
recorrido por ambos pitones. El tercero fue un gran
toro, que dio una gran pelea en varas y en banderillas.
En otras manos, hubiera sido fácilmente indultado;
se le negó inexplicablemente la vuelta al ruedo. El
cuarto desarrolló sentido y se tornó soso y descastado
en la muleta. El quinto de la tarde se paró en el ultimo
tercio y tuvo media embestida. El sexto fue muy noble,
llegando un poco violento a la muleta pues no se le
picó lo suficiente. Todos menos el tercero de la tarde
fueron pitados.
 
Pesos: 508, 559, 482, 581, 483, 471.
 
JOSE MIGUEL ARROYO "JOSELITO"
de obispo y oro
(saludo desde el tercio y oreja)
estocada; gran estocada
 
ENRIQUE PONCE
de plata y oro
(saludo desde el tercio y dos orejas)
estocada ligeramente caída; media estocada
 
SEBASTIÁN VARGAS
verde manzana y oro
(saludo desde el tercio y oreja)
dos pinchazos y estocada; media estocada
 
Incidencias: Al cierre del paseillo se guardó un
minuto de silencio en homenaje al gran picador, y
hombre insigne de nuestra fiesta, Melanio Murillo.
 
Entrada: Tres cuartos de plaza.
 
El gran maestro y máxima figura del toreo, José Miguel Arroyo "Joselito", se llevó el peor lote de la tarde, pero derrochó conocimientos y mucha voluntad durante toda la tarde. A su primero, tuvo que "consentirlo" sin obligarle demasiado para lograr mantenerlo en pie. Ejecutó muy buenas tandas por ambas manos y consiguió una buena estocada que, teniendo en cuenta las condiciones del animal, le debió merecer una oreja que fue fríamente solicitada por el respetable. En el segundo de su lote, cuarto de la tarde, estuvo muy por encima de las condiciones del animal, que desarrolló mucho genio, logrando arrancarle sendos muletazos por ambas manos, que, después de un gran espadazo (propio de uno de los mejores estoqueadores de este siglo), le valieron una muy merecida oreja. Hay que anotar, además,  lo variado y vistoso que estuvo con el capote (cosa muy rara por estos tiempos) y las estupendas verónicas que ejecutó al primero de la tarde.
 
La otra máxima gran figura del toreo, Enrique Ponce, porfió descaradamente con las malas condiciones del primero de su lote, al que logró "construirle" una muy buena faena en la que mezcló portentosos pases de pecho, ceñidos molinetes y uno que otro desplante. Al término de la faena se solicitó tibiamente la oreja para el maestro, que al final recibió una gran ovación desde el tercio. En el quinto de la tarde dio muestras de su gran voluntad de agradar llegando incluso, cosa muy extraña en él, a dar varios molinetes y pases de pecho echando las rodillas en tierra. En el toreo fundamental, consiguió buenas series por ambas manos y tras media estocada, le fueron concedidas las dos orejas del toro, premio que rayó en lo excesivo.
 
El novel matador colombiano Sebastián Vargas, confirmó nuestras apreciaciones cuando se presentó en la primera corrida de la temporada: le falta mucho oficio pero promete grandes cosas. Al tercero de la tarde lo recibió con unas buenas verónicas y después consiguió ejecutar un magistral tercio de banderillas. Nos recordó este muchacho las grandes épocas (recientes) de este maravilloso tercio cuando matadores de la talla de "Paquirri", Víctor Méndez y Vicente Ruiz "El Soro" nos deleitaban tarde a tarde con grandes pares en los que se mezclaba el conocimiento con la espectacularidad. Con la muleta fue desbordado claramente por las maravillosas condiciones del toro al que se le debió dar una merecida vuelta al ruedo, negada terca e injustamente por la presidencia. En el último de la tarde, ejecutó unas buenas "cacerinas" pero bajó el tono con las banderillas. En la muleta, le faltó mucho temple y mando y recurrió al toreo marginal que, sin embargo, le valió una oreja otorgada con una alta nota de regionalismo y desconocimiento de la fiesta. Fue levemente protestada.
 
Luis Fernando Mejía