PLAZA DE TOROS
DE SANTAMARÍA
 
Domingo 19 de enero de 1997
Primera de abono
 
Seis toros de la ganadería de MONDOÑEDO,
muy desiguales de presentación. En general, faltos de
casta y mansos en el caballo. El primero embistió
sin clase en el capote, pero tuvo cierta nobleza y se
dejó en la muleta, sobre todo por el pitón derecho.
El segundo, de desastrosa presentación, desarrolló
genio y se tornó probón y zapatillero en la muleta.
El tercero, un hermoso toro cárdeno, listón, botinero
y hociblanco, transmitió enormemente en los dos
primeros tercios pero se vino a menos en la muleta.
El cuarto fue noble y bondadoso, dejándose por
ambos pitones. Primero y cuarto fueron levemente
aplaudidos. Los demás fueron pitados.
 
Pesos: 505, 514, 455, ?.
 
CESAR CAMACHO
de grana y oro
(saludo desde el tercio y ovación)
dos pinchazos, estocada y dos descabellos;
pinchazo y estocada
 
JOSE GOMEZ "DINASTÍA"
de blanco y oro
(silencio)
tres pinchazos y estocada
 
SEBASTIÁN VARGAS
de azul noche y oro
(silencio)
dos pinchazos, estocada y descabello
 
Incidencias: En homenaje póstumo al gran picador
Carlos Borráez, los matadores y sus cuadrillas
hicieron el paseillo desmonterados y guardaron un
minuto de silencio. Al finalizar la lidia del cuarto toro,
se suspendió la corrida debido al mal tiempo.
 
Entrada: Más de tres cuartos de plaza, con fuertes
claros en las gradas altas de sombra.
 
César lidió con el capote la embestida descompuesta del primero de la tarde y cuajó un buen tercio de banderillas. En la muleta, logró arrancar dos excelentes series con la derecha pero no pudo rubricar su faena con la espada. En su tercero hizo una buena labor tanto de capote como muleta que no tuvo repercusión en el respetable debido al torrencial aguacero que se presentó.
 
"Dinastía" se topó con un difícil ejemplar al que, en algunos momentos, logró ejecutar sendos pases, sobre todo por el izquierdo. Faltó mucho temple y estuvo descompuesto con la espada.
 
Sebastián Vargas hizo presagiar algo grande al realizar una excelente labor con el capote (sobre todo unas chiculinas muy ceñidas). Levantó al público de sus asientos con tres habilidosos pares de banderillas. Inició su faena de muleta por bajo y llevó al toro a los medios de la plaza. Aquí, si bien es cierto que el toro se vino a menos, también lo es que Sebastián no le dió distancia a un toro que se venía de lejos, con lo que terminó ahogándolo. Faltó temple y, sobre todo, mandar.
 
Luis Fernando Mejía