Introducción al sonido digital

Para entender cómo es posible que un compatible básico pueda realizar las maravillas que otorga el sonido digital es necesario conocer las bases de la digitalización del sonido y también algo de física acústica. Un sonido es un simple movimiento en las moléculas del aire que provoca una variación en su densidad, creando vibraciones que llegan al oído, donde se transforman en impulsos eléctricos que el cerebro interpreta como sonidos. Los gráficos de onda de los editores de sonido son una representación gráfica de estas vibraciones mediante olas —Waves— (ver Figura 1) cuyo tamaño en el eje vertical se refiere a la amplitud o volumen del sonido y su anchura en el eje horizontal muestra su duración en una escala de tiempo. Por eso, cuando hay silencios digitales al principio y al final de la muestra, no aparece ninguna ola en el gráfico, y en cuanto se produce el más leve sonido empiezan a dibujarse las olas.

Figura 1

La grabación analógica consigue, gracias a la sensibilidad de la membrana de los micrófonos, transformar estas vibraciones en impulsos eléctricos que son registrados por grabación magnética, y durante la reproducción vuelven a convertirse en esas vibraciones que capta el oído gracias a los movimientos del cono de los altavoces. Pero, ¿cómo es posible que nuestro ordenador pueda interpretar el sonido como una sucesión de ondas? ¿cómo convierte las señales analógicas en digitales? Básicamente, el hardware de la tarjeta de sonido y el software asociado que se encargan de la grabación se comportan como una cámara de cine, porque van registrando tomas de sonido en unidades (samples) determinadas por la frecuencia de muestreo (medida en Herzios, ciclos por segundo similares a los fotogramas por segundo de la imagen en movimiento) con su correspondiente amplitud y frecuencia. Posteriormente, se unen estas unidades (samplear) para conformar la muestra de onda. Como el sonido ya está convertido en información digital, se procesa esa información con diferentes algoritmos que transforman la amplitud y el tiempo, alterando la forma de las ondas, y por lo tanto, el sonido, que admite toda clase de variaciones. En suma, todas las herramientas de edición de sonido digital llevan a cabo un DSP (procesamiento digital de la señal) por software, operando internamente a 32 Bits y empleando tanto el microprocesador como los chips de la tarjeta de sonido (convertidores A/D D/A, procesadores) para realizar las operaciones, lo que conlleva un infinito campo de maniobra.