El quinto trabajo fue menos heroico: Euristeo le ordenó limpiar en un único día los inmensos establos del rey Augía, que estaban cubiertos de una espesa capa de basura. Heracle se ofreció al rey Augía para limpiar los establos a cambio de un décimo del ganado. Para hacer esta tarea, él desvió el curso de un río de manera que las aguas barriesen toda la basura. Euristeo no juzgó valida esta prueba porque Heracle había buscado ganancia para sí.