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Pistas y Soluciones


Artículo realizado por
Miguel Angel Fernández "Raistlin"






Solución de Tomb Raider II.
Capítulo 8. Naufragio del María Doria.

La puerta se cerró tras de mí, con lo que el camino a tomar estaba claro: hacia adelante. Un corto pasillo me enfrentó a la necesidad de una nueva zambullida hacia lo desconocido. Lo primero que me encuentro es a un hombre rana con ganas de jaleo, lo que no hacía muy esperanzador el resto de la excursión. Por si eso fuera poco, en cuanto salgo del agua veo que mi única salida es lanzarme cuesta abajo hasta una supuesta plataforma que, nada más caer en ella, se desplomó. La caída fue terrible y casi pierdo la vida en ella. Sin tiempo para curarme las heridas, dos hombres armados se lanzaron a por mí desde una sala contigua. A duras penas pude recuperarme lo suficiente para acabar con ellos. En la sala de la que vinieron los dos hombres no parecía haber salida así que, una vez los desplumé de sus pertenencias, volví al lugar de mi caída donde había visto una pequeña abertura en el suelo y me dispuse a nadar de nuevo. Un largo pasadizo ascendente con una palanca en medio que abría la trampilla superior era lo que me esperaba. Y al ascender por la trampilla un montón de hombres armados por si no había tenido bastante con los anteriores.

La sala en la que me encontraba era enorme y la única salida parecía ser una abertura elevada a la que no podía acceder. Unos quemadores me impedían mover la caja que me hubiera izado hasta ella. Como no había forma de apagarlos volví al lugar donde los dos primeros hombres me recibieron tras mi estrepitosa caída. Recorrí la sala con más atención y, además de un montón de trastos viejos, descubrí unas cajas que podía apartar de mi camino, abriendo camino a través de dos nuevos pasillos. Tomé el de la derecha, entrando a una gran sala con dos niveles y llena de tipos con malas intenciones a los que eliminé no sin cierto apuro. Cercano a una zona con el techo semiderrumbado descubrí un orificio en el suelo rodeado de cristales. Desde el único lateral que no tenía cristales pude saltar al interior donde había un pequeño pasadizo en el que encontré una llave. Salí de allí y me encaminé al segundo de los pasillos que había descubierto tras las cajas, el de la izquierda. El aspecto era, como en la sala anterior, desolador. Por todas partes había restos de mobiliario destrozado por el naufragio. Tras una silla encontré una cerradura que parecía apropiada para la llave recién encontrada. Se abrió una puerta adyacente que descubrió un botón. Al pulsarlo se abrieron unas puertas dobles frente a mí y por ellas vino un individuo con intención de golpear primero y preguntar después.

Tras liquidarlo me dirigí a la zona de la que él había venido. Allí pulsé otro botón que abrió una puerta en el segundo nivel de la sala más grande. A través de los cristales también observé otro pulsador y un objeto que seguro me serviría de algo pero que no podía coger… aún. Así pues, me dirigí de nuevo a la sala grande. Allí, una de las elevaciones del suelo me permitió elevarme hasta el segundo piso y, descolgándome por el borde pude acceder a la zona a mi izquierda, donde se había abierto la puerta, y más a la izquierda aún. Allí estaba el cadáver de uno de mis enemigos y tras un largo salto tuve en mi poder el primer cortacircuitos de los que iba a necesitar más tarde. Volví a la puerta recién abierta y entré por un largo pasillo con varias puertas. No tenía la llave para la primera de ellas, así que probé con la siguiente, que me llevó a una sala totalmente vacía. Abrí pues la otra puerta de manivela y me descolgué hasta el suelo. Manejando un par de cajas y accionando un interruptor conseguí encaramarme hasta una puerta elevada. Seguí por el pasillo, pasando otra habitación vacía de largo, y por una pequeña rampa hasta otra habitación donde me esperaba otro individuo poco amistoso.

Había en esta sala una palanca elevada, a la que llegué moviendo otra caja que, además, reveló una llave oculta bajo ella. La palanca abrió la puerta y me encontré de nuevo en el pasillo lleno de puertas. Probé la llave en la primera puerta —la que antes no había podido abrir— y funcionó perfectamente. Me descolgué de nuevo al suelo y de nuevo tuve que mover unas cuantas cajas aquí y allá para abrir un pasaje. Tras un corto pasillo llegué a una habitación con una parte de suelo inestable. Además al cruzar por el unos barriles bajaron una rampa en pos de mí. Los evité con un salto y, antes de subir, despaché al hombre que me esperaba más arriba. Del lugar donde vinieron los barriles obtuve un dragón de jade, aunque tuve que sortear un último barril para conseguirlo. Subí hasta donde había matado al último; una habitación con suelo de reja y un bote de madera debajo. Encontré una palanca sumergida que abría una puerta en esa misma sala. Tuve que darme prisa para izarme hasta ella antes de que volviera a cerrarse.

Ya dentro, otra palanca la mantuvo abierta de forma permanente. Seguí por la puerta de la derecha hasta una zona con bordes inclinados. Resbalé por el primero y entonces se abrió una trampilla mortal. Permanecí saltando adelante y atrás hasta que se volvió a cerrar. Entonces me pude izar hasta una abertura donde otra palanca abrió un pasaje en otro lugar. Retrocedí hasta la sala del bote y de aquí, por la abertura opuesta al lugar por el que había entrado, hasta la zona recién descubierta. Eliminé a los tipos que rondaban la zona tanto en el primer nivel como en el inferior y pulsé un botón que abrió una trampilla al otro lado de la abertura central. Corriendo pude llegar a tiempo de descolgarme hasta el nivel inferior, donde encontré otro cortacircuitos y un botón que drenaba la sala del bote de madera. Otra trampilla temporizada me permitió regresar al nivel superior. Fui hasta la sala del bote, donde en mi primera inmersión ya había descubierto una puerta sumergida que, gracias a la ausencia de agua, me fue posible abrir ahora. Ascendí por un pasillo hasta la sala de las cristaleras pero mi camino estaba bloqueado por las puertas que yo había dejado abiertas, impidiéndome el acceso a otro cortacircuitos. Pulse el interruptor —que abrió una trampilla— y regresé por un pasillo, girando dos veces a la derecha y cayendo por dicha trampilla, hasta la citada sala.


Coloqué la caja debajo de la abertura,
gracias a los cortacircuitos

Pulsé el botón que cerraba las puertas que me molestaban y volví a subir por la trampilla y recorrer el camino para, por fin, poder hacerme con el tercer cortacircuitos. Esta vez solo giré una vez a la derecha en el pasillo de regreso y seguí hasta el fondo, izándome un par de veces hasta acabar cayendo al piso superior de la otra sala más grande ya visitada. Ahora ya tenía los tres elementos que empezaba a vislumbrar me servirían para apagar aquellos tres quemadores en la sala tras la inmersión por el pasillo ascendente. Me dirigí allí, eliminando a otros dos hombres por el camino y utilicé los cortacircuitos tal y como había previsto. Coloqué la caja debajo de la abertura y ascendí hasta ella, matando a otro que me esperaba escondido. Accioné una nueva palanca y crucé la sala a saltos por encima de los enormes conductos. Al final tuve que dar un salto de fe, ya que la altura era enorme, hasta una zona de agua. Un poco de buceo y aparecí en otra zona inundada y con algún "pececillo" bastante agresivo. A la izquierda había un pasillo bastante oscuro donde me encontré por sorpresa con otro individuo. Tras acabar con él accedí a la sala de la que provenía. Por los ventanales observé una llave situada en las rocas del fondo marino que, de momento, no sabía como obtener. Explorando el puente de mando descubrí una puerta de manivela. Al abrirla accedí a una sala donde un interruptor daba acceso temporalmente a una nueva estancia en el lado opuesto. Corrí hacia ella y, empujando una caja descubrí otro interruptor. Pulsándolo se abrió una trampilla que me permitía el acceso a la llave.


Instante en que me apodero de la
llave sumergida

Fue mucho más fácil decirlo que hacerlo, ya que el fondo marino estaba infestado de tiburones y otros agresivos animales acuáticos. Me persiguieron sin descanso mas no consiguieron alcanzarme y volví a la trampilla con la llave y a salvo, aunque mis pulmones empezaban a pedir descanso. Otra inmersión, esta vez todo recto, me llevó hasta una cueva submarina donde encontré un dragón dorado y un lanzagranadas. Descansé un rato y volví al barco sin más problemas. Con la llave recién obtenida abrí la cabina del puente de mando, cuya puerta se encontraba en el pasillo oscuro donde había matado al último hombre. Dentro accioné otro interruptor que abrió una trampilla. De esta forma pude empujar una caja y ganar acceso a otro interruptor más, el cual abrió una nueva trampilla en el techo de la cabina.

Subí por la trampilla y llegué hasta una sala con el fondo acristalado. Estaba parcialmente roto, dándome acceso al agua de nuevo. Acabé desde arriba con un par de tipos armados y un hombre rana para después descender por una abertura a mi derecha hasta el segundo nivel. Desde aquí me lancé al agua sin peligro de cortarme con los cristales y, tras acabar con otro hombre rana, proseguí buceando por un pasadizo en las rocas. Perseguida por varios animales acuáticos nada amistosos llegué a una nueva zona del barco.


Perseguida por animales acuáticos
llegué a una nueva zona del barco

¿Algún otro capítulo de la primera parte?

  1. La Gran Muralla
  2. Venecia
  3. El Escondite de Bartoli
  4. La Casa de la Ópera
  5. El Complejo Mar Adentro
  6. Área de Buceo
  7. 40 Brazas
  8. Naufragio del María Doria





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