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Pistas y Soluciones


Artículo realizado por
Miguel Angel Fernández "Raistlin"






Solución de Tomb Raider II.
Capítulo 7. 40 Brazas.

Allí estaba yo, en medio de ninguna parte y con tiburones a mi alrededor, los cuales empezaban a pensar en mí como en un sabroso tentempié. A mi espalda creí vislumbrar algo, así que allí me dirigí pensando en mi muerte inminente. Llegué hasta los restos de un barco hundido y en la parte izquierda me pude colar por el hueco de salida del ancla hasta el interior donde —¡gracias al cielo!— encontré una bolsa de aire que me salvó la vida. Un tiburón venía a por mí, así que tomé aire y me colé por una perforación en el caso y tras un par de giros y accionar una palanca, abrí una compuerta por la que pude entrar hasta otra sala con cajas flotando. No había mucho que pudiera hacer para izarme hasta el casco de la nave pero, entre las cajas pude encontrar un pasillo que me llevó hasta una palanca que drenó la sala.


Pude entrar hasta otra sala con
cajas flotando

Ahora ya me fue posible subirme hasta la caja más alta y, de allí, hasta la siguiente estancia. En ella me esperaba un individuo apostado a la derecha y una trampilla que se activaba al pasar por encima. Como lo hice de un salto tuve suerte de no caer. También había una estatua dragón, la cual recogí. Por el hueco de la trampilla liquidé a los dos que me esperaban abajo antes de descender. Una vez en la nueva sala me icé hasta otra caja elevada y, de ésta, hasta una abertura que me permitió salir de allí. Desde luego aquel naufragio parecía ser el lugar al que se dirigía el submarino. ¿Qué sentido tenía si no el hecho de encontrarme hombres armados paseando por el interior de un barco que había naufragado hacía varias decenas de años?


Los quemadores que me impedían el
paso, una vez superados

Llegué a una zona de pasillos en uno de los cuales había unos quemadores impidiéndome el paso. Nada más entrar en la zona, a mano izquierda, había una palanca que abría una compuerta dando paso a una zona sumergida donde podría haber obtenido un dragón de jade, pero estaba lleno de pececillos con malas intenciones y no quise jugarme el tipo. En el corredor más oscuro había una abertura a media altura hasta la que me icé, encontrando una palanca que abrió una puerta en otro de los pasillos. Allí había otra sala con una palanca que apagaba la primera mitad de los quemadores por un tiempo limitado. Tuve que volar, más que correr, para llegar a tiempo hasta dichos quemadores y accionar otra palanca que abría otra nueva puerta. ¿Quien era el chiflado que había diseñado aquel barco? En aquella nueva sala encontré otra palanca que apagaba la segunda mitad de los quemadores. Otra carrera hasta la sala donde se apagaban los primeros quemadores y, de nuevo, corriendo para poder cruzar aquel maldito pasillo sin chamuscarme. Como os podéis imaginar, ya que estoy contando esta historia, lo conseguí por escasos segundos.

Descansé unos instantes de tanto correr y accioné la palanca que abría la puerta al final del "caluroso" pasillo. Tras la puerta me esperaba una zona inundada por la que tuve que nadar a toda la velocidad de que fui capaz atravesando unas estrechas aberturas. Accionando dos palancas, una en cada extremo del recorrido, se abrió una compuerta por la que finalmente pude escapar a una muerte segura por asfixia. En el lugar donde se encontraba la segunda de las palancas también había una estatuilla dragón dorada, la cual recogí. Salí a un corto pasillo que desembocaba en una habitación llena de rocas. Descendí hasta ella y de ésta a otra más grande y también parcialmente cubierta de rocas. Había varias salidas, pero ninguna de ellas estaba a mi alcance. En una esquina encontré entonces una caja que pude desplazar hasta debajo de una de las aberturas y así colarme por ella. Allí encontré una palanca que produjo un derrumbe de las rocas del nivel superior a través de una compuerta y que me permitió acceder a las dos escaleras pegadas a la pared izquierda. Subí por ambas y, trepando por las rocas, accedí hasta una abertura con una palanca en cada caso. Una de ellas abrió una puerta en medio de una profunda sala y la otra inundó de agua dicha sala.

Descendí de nuevo hasta la sala grande y, por la pared opuesta a la caja que utilicé en primer lugar, ascendí hasta otro pasillo por el que se llegaba a la sala recién inundada. Me sumergí y entré por la puerta recién abierta. Me encontré a un hombre rara por el camino, al que no tuve más remedio que eliminar con mi arpón. Siguiendo por un corto pasillo llegué hasta una nueva sala, donde otros dos hombres armados quisieron aprovechar su oportunidad mientras yo salía del agua. En cuanto conseguí izarme a terreno seco, desenfundé un par de automáticas y di buena cuenta de ellos. En esta sala había una palanca que abría la puerta adyacente y se comunicaba con otra zona del barco hundido.


¿Algún otro capítulo de la primera parte?

  1. La Gran Muralla
  2. Venecia
  3. El Escondite de Bartoli
  4. La Casa de la Ópera
  5. El Complejo Mar Adentro
  6. Área de Buceo
  7. 40 Brazas
  8. Naufragio del María Doria





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