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Artículo realizado por
Miguel Angel Fernández "Raistlin"
Solución de Tomb Raider II.
Capítulo 5. El Complejo Mar Adentro.
Cuando recuperé la consciencia me encontraba encerrada en una celda y me habían despojado de todas mis armas, por lo que la situación no podía ser mas complicada. Un dolor lacerante palpitaba en la parte posterior de mi cabeza, impidiéndome pensar con claridad. Necesitaba hacer un poco de ejercicio para reactivar todo mi cuerpo así que comencé a mover sin propósito fijo las cajas que había en mi celda. Detrás de una de ellas encontré un pulsador que abría la puerta de la celda durante unos segundos, pero no era suficiente como para llegar hasta ella, así que tuve que reorganizar las cajas para despejar una vía de escape. En cuanto salí una alarma empezó a sonar y un par de tipos vinieron en mi busca. ¡Si tan sólo hubiera tenido con qué defenderme! Tuve que huir pasillo adelante pero enseguida mi carrera se vio frenada. ¡Estaba atrapada! Por suerte uno de los matones falló el tiro y rompió uno de los cristales, dándome sin querer una posibilidad de escape que aproveché enseguida. Me dirigí hacia la derecha y, tras caer una pequeña altura, observé otro pulsador en la pared. Lo activé y se abrieron las compuertas de la panza del avión.
No lo dudé un instante y entré en el avión buceando. Allí estaban, tras una rejas, mis pistolas mas no las pude alcanzar. Sin embargo active otro pulsador que paró los motores del avión. Volví al lugar del primer pulsador y tomando carrera salté hasta el avión, colándome por una trampilla situada en la parte superior y recuperando, ¡por fin! mis pistolas. ¡Ahora sabrían esos dos lo que era bueno! Les di su merecido y, como recompensa, uno de ellos me dejó en herencia una tarjeta de seguridad amarilla que seguro me sería de gran utilidad. Efectivamente, en la sala de los cristales rotos estaba la cerradura de nivel amarillo. Entré y un nuevo pulsador me permitió callar el molesto sonido de la alarma. Había dos escaleras y decidí tomar la de la izquierda, cargándome a mi paso a los que encontré por delante. Tras esquivar unos bidones rodantes llegué a una cerradura de nivel rojo y tuve que dar la vuelta por donde había venido.
Tomé esta vez la escalera de la derecha y abrí una puerta de manivela. Detrás había un par de tipos que también querían juerga y una puerta al final de una rampa que se cerró sola al acercarme, así que descendí y abrí otra puerta de manivela, liquidé a otro hombre y me dirigí a los camarotes, donde encontré un arpón, mis automáticas y munición variada. En una de las literas encontré otro pulsador que abrió una trampilla por la que trepé a continuación. Seguí por el pasillo hasta una rampa pero, al no ver el suelo, decidí deslizarme de espaldas para poderme agarrar al borde y hacer menor la caída. Fue una suerte ya que la altura era enorme y de esta manera pude descender por la escala que había en la pared. Una vez abajo coloqué estratégicamente una de las cajas para poder saltar por encima de los quemadores hasta la otra escala por la que subí. Arriba encontré a otro candidato a difunto que tenía en su poder la tarjeta de nivel rojo que yo necesitaba. Una escala lateral me llevó hasta una estatuilla dragón de piedra y después, por la escalera principal llegué hasta una fosa a la que salté. Buceando descubrí una palanca y prosiguiendo mi camino bajo el agua llegué hasta una estatuilla de jade, aunque para volver estuvo a punto de faltarme el aire.

Coloqué una de las cajas para saltar por encima de los quemadores |
Salí de allí y me encaminé a la puerta de nivel rojo, para la que ya tenía la llave. Otra alarma comenzó a sonar y tres tipos intentaron acorralarme. Ahora todos ellos descansan para siempre víctimas de su error al enfrentarse conmigo. La sala en que me encontraba tenía una abertura a la que no parecía fácil llegar hasta que me ayude de una caja. Me colé por allí llegando hasta una cerradura de nivel verde y un interruptor que pulsé. Esto llenó de agua un tanque adyacente a la primera sala de forma que pude cruzar a nado y seguir mi camino. Al otro lado del tanque, tras unas tuberías, encontré un pulsador que abrió una trampilla en la sala de la puerta de nivel verde. Allí me dirigí y me lancé por la trampilla y después al agua, donde un par de hombres rana me dieron mucha lata. En uno de los pilares encontré un dragón dorado pero, al apropiármelo, llamé la atención de varios individuos que tuve que eliminar. Otro de los pilares estaba próximo a una escala a la cual trepé y, desde allí, hasta una pasarela adyacente mediante un gran salto. Allí me esperaba el cadáver de otro elemento que tenía mi escopeta ya que me había encargado de él desde uno de los pilares.

Entramado de pasarelas, con la tarjeta verde al fondo |
Seguí por las pasarelas hasta llegar a otro individuo que guardaba celosamente la tarjeta de nivel verde. Yo le convencí de que me la prestase unos instantes. Desandando mis pasos en parte, llegué hasta una pasarela sobre la que había un orificio elevado que me permitió salir de allí por una serie de rampas y una escalera. Volví hasta la puerta de nivel verde —eliminando a uno más por el camino— y la abrí. También pulsé de nuevo el interruptor de llenado de los tanques de forma que ahora era el segundo tanque el que estaba inundado. Esto me permitió bucear por todo el pasadizo hasta una compuerta con una palanca y finalmente pude salir de nuevo a la superficie.