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En Tierras de Britannia


Artículo realizado por
José Manuel Hernández "Diablillo".






En tierras de Britannia.

Era una mañana fría, sentía los músculos doloridos de tanto picar piedra, y forjar esa espada milenaria (actividad que tendría que dejar para otro día porque aún se me resistían algunos secretos del oficio del herrero).
Me dirigí al banco y, allí, de mi cajón privado, cogí mis armas y armaduras. ¡Al fin mi piel sintió, de nuevo, el contacto con el acero!, me gustaba esa sensación y, además, me sientía desprotegido y raro sin ella en este mundo unas veces salvaje y otras veces tranquilo de Britannia, (todavía recordaba a ese bandido que mate la noche anterior).

Una vez con mis armas y armadura, me dispuse a tomar camino hacia esa ciudad envuelta en canales y que recibía el nombre de Vesper. Mientras avanzaba por un sendero, pensaba en que Vesper me resultaba, quizás, un lugar cómodo y seguro, al menos más seguro que en la ciudad de mineros, esto es, que en Minoc (en la cual había pasado la noche anterior).

Tomé el camino que salía del sureste de Minoc para ir a Vesper, era un corto camino de un par de leguas hasta Vesper. Para amenizar mi viaje, clumplí la tradición y me dispuse a tocar una "alegre" melodía en mi maltrecho Laúd, y, aunque los viajeros no apreciaban mucho mis canciones, me daba igual, arte incomprendido a fin de cuentas eran todos unos bárbaros...

En breve se alzaron ante mi las primeras casas de Vesper, y, cómo no, el banco de la ciudad.

Allí, entre el ajetreo, pude vislumbrar sus ropas de color amarillento, ropas que envolvían esa armadura completa y signo indicativo de su inmensa fuerza. Los demás guerreros se apartaban de el y donde el andaba se alejaban todos.
El se reía de ellos, no le importaba, la mitad de los presentes no le habrían significado ni un arañazo en su imponente armadura y lo único que le hubieran supuesto habría sido otra muesca en la empuñadura de su espada. Su nombre era ATILES.

Yo me acerqué sin demasiado temor al caballero. Al instante presentí la maldad en el, ¡era un bastardo!, aunque se le veían señas en su cara de haber sido algo mucho peor. Sí, en tiempos fue un dread lord, un asesino de hombres y sembró el terror por todos los dungeons de Britannia, ahora comprendo sus risas ante el temor de los demás. Si el quisiera mataría a 20, pensé, y ni siquiera le habrían dañado.

Me pidió que le acompañara a su "humilde morada" en la isla de hielo. Nos alejamos del banco y de sus gentes para huir de las vistas de los curiosos.
En el depósito, esa rara piedra marcada por algún mago poderoso en otras épocas inmemoriables, yacía en el suelo. Yo ya las conocía y sabía cúales eran las instrucciones.
Me despojé de mis armas para disponer de mis manos libres, consulte el libro de hechizos y pronuncie esas palabras secretas, conocidas por muy pocos privilegiados---Por Oak kal---

Al instante el suelo se desvaneció, el cielo se convirtió en una masa borrosa y móvil donde las nubes pasaban a velocidades increíbles, la tierra también se movía... Durante instantes dislumbré montes y bosques lejanos, luego el mar en toda su inmensidad y de repente todo se paro sentí --- Frío mucho frío, unos 30 grados bajo cero, hielo por todos los lados. Yo ya sabía dónde estaba, era la isla de hielo, estaba rodeado de pequeñas casas particulares y enfrente mía se alzaba la boca de una mina.

Era una colonia minera, pero allí no había banco ni guardias, ni ningún puesto oficial. En esta isla los guardias de lord British no eran bienvenidos. En un instante mi amigo apareció y comprendí: había sido llamado para hacerle un "trabajito".
Durante esa noche me pase picando y sacando mineral de la mina, el cual llevaba a una casa pública con una forja donde convertía el mineral en lingotes, (después de darle unos cuantos a mi temido amigo).
Más tarde, el

sugirió la idea de entrenarnos. Para ello me proporcionó un casco, brazos, cuello y guantes de un material que hasta ahora no había podido sostener por su peso. Al colocármelos me sentí menos ágil pero podía llevarlos sin que me cayera al suelo como había pasado tiempo antes. El sabedor de su terrible fuerza se despojó de parte de sus armaduras y nos pusimos a pelear. Nos pusimos a pelear, sí, sin embargo, a pesar de que yo estaba armado hasta los dientes, aunque usaba una maza en vez de mi espada, y el que solo usaba sus puños, consiguió tumbarme hasta dejarme al borde de la muerte 5 o 6 veces. Esto se arreglaba con sus increibles hechizos de curación que me permitían recuperar mi energía vital para volver a empezar y así aprender el arte de la lucha...

Ahora ya podemos presentarnos...

Así transcurre cualquier día en el mundo de Britannia, he de puntualizar que lo relatado anteriormente no me lo he inventado sino que me ocurrió realmente a mi. Antes de comentar el juego me presentaré: Se me conoce por Diablillo y llevo junto con unos amigos sobreviviendo como buenamente puedo por las tierras de Britannia. Jugamos en el servidor de sonoma y si bien empezamos y solemos andar por Vesper nuestra base de operaciones y principal fuente de ingresos se encuentra en la isla de hielo donde nos hemos instalado
Pero el relataros como vivir, luchar y morir en Brittania lo dejaré para después así si es que estás dispuesto a seguir la mejor guía en castellano sobre el mundo On-Line de Brittania...






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