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Multimedia en el PC
Ya han pasado más de tres años desde que estallara el fenómeno multimedia y puede que este sea el momento en que empecemos a tener un poco más claras las ideas sobre qué es y para qué sirve una máquina con el apellido «multimedia».
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Un entorno multimedia persigue acercar la informática a realidades más intuitivas y familiares. Si hace casi veinte años los ingenieros de Xerox tuvieron la genial idea de asociar un documento a un icono que lo representara, disponiendo todos los ficheros del disco duro sobre un «escritorio» en pantalla, los últimos cinco años han sido testigos de cómo ha crecido esa asociación entre la fría información digital y los objetos que manejamos a diario. Así, para borrar un directorio no hay que teclear un comando en el DOS; simplemente hay que arrastrar la carpeta o el documento que no nos interesa conservar a una papelera como la que tenemos en casa. Por tanto, una máquina multimedia es aquella que utiliza en la medida de lo posible todas las formas de abstracción existentes para comunicarse con nosotros. Si esa abstracción o representación es el icono de la papelera, nos referimos entonces a la dimensión multimedia 2D de nuestro PC.
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Las dimensiones multimedia, por seguir utilizando este mismo término, crecen casi de continuo. La primera fue la que ya hemos mencionado: el uso de una interfaz gráfica que sustituyera comandos por imágenes 2D. Inmediatamente después, la imagen tuvo su apoyo en el sonido. Aunque la demanda inicial de sonido tiene su origen en el mercado de videojuegos, los principios que se pueden aplicar a ese campo son los mismos: estamos inmersos en un mundo real de sonidos y a cada paso que damos en nuestra vida diaria escuchamos un sonido asociado.
En el mismo instante en que se escriben estas líneas, el sonido de las teclas es un indicador casi subconsciente de que la tecla que buscábamos ha sido pulsada. Esa confirmación auditiva es la misma que busca el jugador de Quake al disparar sobre los enemigos que aparecen por pantalla y el usuario de Word que ha cometido una falta de ortografía.
Pero nuestro mundo no está constituido por entidades planas o estáticas; por eso casi al mismo tiempo comenzaron a evolucionar los sistemas de reproducción de vídeo y generación 3D. De momento casi podemos disfrutar de un vídeo de calidad VHS en las pantallas, y los desarrolladores de sistemas operativos han añadido animaciones asociadas a las acciones más comunes, como la eliminación de un fichero o el movimiento de directorios. Hay quien critica esta tendencia asegurando que en los últimos años prima la apariencia sobre la eficacia de los programas.
En este asunto, debe ser el usuario el que sopese los pros y contras de tener un sistema operativo como Windows 95 que, efectivamente, asigna muchos recursos a la estética del trabajo, o como OS/2, algo más espartano pero bastante más estable. Más despacio, pero con la misma firmeza con que hace una década se implantó el disco CD sobre el vinilo, los objetos tridimensionales van teniendo su hueco en nuestras pantallas. De nuevo es el mercado de videojuegos el que ha planteado la demanda más exigente, pero poco a poco van apareciendo usos para las tarjetas 3D que mejoren lainteractividad del usuario con su máquina.
Entre los experimentos más avanzados se encuentra el lenguaje VRML, gracias al cual podemos acceder a páginas de hipertexto (en Internet o en una aplicación residente en nuestro disco duro) tridimensionales, en las que avanzamos por un pasillo de tiendas con puertas y carteles, eligiendo aquella que más nos interese en lugar de teclear una dirección http.
Tarjetas de sonido
Este es, posiblemente, el mes que más atención prestamos a todos los aspectos del sonido en nuestro PC, tanto en análisis de productos como en orientaciones para la compra. Para ello hemos elaborado dos artículos dirigidos a los usuarios de tarjetas de propósito general y a ese otro grupo, más reducido aunque no menos importante, de artistas que utilizan el PC para crear sus propias composiciones musicales.
La diferencia entre una tarjeta de sonido para escuchar las explosiones de un videojuego y la que necesitamos para crear nuestras propias mequetas musicales es bastante grande. Esta diferencia se ve sobre todo en el precio, pero antes de llevarnos las manos a la cabeza porque una digitalizadora de cierta calidad cueste más de 100.000 pesetas, mientras que una Sound Blaster «con 16 bits y 44 KHz» apenas llegue a las 30.000, es conveniente averiguar en qué se gasta esa diferencia.
Por supuesto, un apasionado de los videojuegos no necesita una AudioMedia de Digidesign. Como siempre, antes de realizar nuestra elección conviene reflexionar mucho sobre el uso y rendimiento que vamos a obtener de nuestra compra.
Lectores de CD-ROM
Las unidades lectoras y grabadoras de discos compactos han experimentado un crecimiento en prestaciones salvaje. No podemos calificar de otra forma la carrera que desde hace poco más de un año iniciaron todo los fabricantes para incrementar las velocidades de lectura y escritura, sobre todo la primera.
Al ganar en velocidad, los lectores permiten reproducir vídeo con más calidad e instalar las aplicaciones en menos tiempo. El inconveniente es que cuanto más rápido es el lector más probabilidades tiene de cometer un error, aunque esta regla no se puede aplicar a todos los modelos que circulan por el mercado. Incuestionablemente, el incremento de velocidad nos ha beneficiado en varios sentidos, sobre todo en comodidad y economía, ya que el precio de un lector 8x ha bajado de 50.000 pesetas hace año y medio a poco menos de 10.000 en la actualidad (si se encuentra).
Edición de vídeo
Otro tanto se puede decir de las tarjetas y aplicaciones para editar vídeo en el PC. Aunque existen productos en el mercado por menos de 100.000 pesetas, tales soluciones no proporcionan una calidad superior a la de un vídeo VHS casero.
El mercado de la producción digital de contenidos es muy atractivo, y ante la cercana fiebre de las televisiones digitales, es muy probable que la demanda de técnicos y creativos aumente. Si nuestra intención es llegar a ofrecer una secuencia de vídeo con la calidad necesaria para su emisión en una cadena comercial, no hay más remedio que rascarse el bolsillo e invertir en un equipo que no baja de las 700.000 pesetas.
Por contra, si lo que queremos es grabar nuestras vacaciones y los acontecimientos familiares más importantes, o nuestros planes comerciales sólo alcanzan a la producción de vídeos en AVI para discos CD-ROM, podemos arreglarnos con algo un poco más sencillo.
Realidad virtual
Por último, hemos analizado en nuestras páginas la última versión de una herramienta destinada a la creación de escenarios virtuales. Como todas las tecnologías en desarrollo, estas soluciones siguen siendo caras, aunque existen soluciones más económicas en el mercado.
En principio, un fichero VRML no es más que una escena 3D grabada en un formato distinto a los que utilizan las aplicaciones como 3D Studio MAX o SoftImage. Por tanto, si ya disponemos de uno de estos programas, es muy probable que podamos encontrar algún módulo o herramienta shareware para convertir nuestro ficheros .MAX o .SCN. El resultado se puede ver con unas gafas de realidad virtual, dejando nuestro PC a algunos pasos de las máquinas de ficción que vemos en películas como «Acoso».
Lo que sí tenemos que volver a distinguir claramente es que una cosa son las aplicaciones para la creación de contenidos comerciales, a las que se va a sacar un rendimiento económico, y otra cosa muy distinta es lo que nosotros podemos usar en casa para explorar las posibilidades de estas nuevas tecnologías y comenzar, quizás, nuestro futuro profesional.